Michael Laudrup se dirige a los aficionados en el acto de presentación de la primera plantilla. El técnico agradeció la presencia de los hinchas. | Montserrat / M.A. Cañellas

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Con las mismas sensaciones que pueden tener un grupo de actores antes de estrenar una obra. Esa era la sensación que rodeaba la puesta de largo del nuevo proyecto de Serra Ferrer. La intención general no se puede negar que fue la mejor. Desde el acercamiento con el fútbol balear con el desfile de los equipos llegados de diferentes puntos de Palma y de la Isla, así como el canto del himno del Mallorca por parte de Juame Sureda y Jaume Anglada. Faltó por ejemplo presentar qué equipos desfilaban sobre la pista de atletismo.

Había necesidad de hacer algo nuevo, de marcar la línea que separaba el pasado y el presente y eso es lo que trató de hacer este remozado Mallorca. Sobre el césped los equipos del fútbol base realizaron el pasillo a los jugadores del primer equipo que poco a poco fueron desfilando hasta el círculo central. Hubo aplausos para casi todos, uno se quedó con los silbidos. Fue Josemi. Da la sensación de que no ha jugado limpio y la afición del Mallorca no es tonta. Cuando se juega con la camiseta y con su escudo, silba, y ayer silbó a Josemi. Los aplausos fueron para Miquel Àngel Nadal y en especial para Laudrup. «Tenemos que estar unidos en estos momentos difíciles. Sé que vosotros, los que estáis ahí, sois verdaderos amigos. Habéis venido en pleno agosto y podíais estar en la playa. Os esperamos a todos los partidos y si podéis venir acompañado de un amigo o de una amiga, mejor», dijo Michael.

Mientras tanto el Atlético ya estaba en un rincón calentando. Otro detalle a cuidar. Deberían haber esperado a que finalizara el acto. Tal vez nadie se lo advirtió. Mientras tanto Jaume Cladera hacía las funciones de Josep Pons, el presidente desaparecido que no dimite ni ejerce de tal.

Época

El ex conseller agradeció a Laudrup la decisión de haber fichado por el Mallorca «en un momento difícil». También tuvo un recuerdo para Serra Ferrer al que agradeció «sus esfuerzos y su capacidad de convicción para convencer a Laudrup». Cladera no tuvo un discurso vacío de contenido. Arriesgó hasta el punto de asegurar con el micrófono en mano y ante los 8.000 espectadores que «el club va acumplir con todas las obligaciones con sus jugadores.

Empieza una nueva época», señaló. En su alocución se dirigió también a os aficionados. «Haremos una gestión económica adecuada, apoyaremos a la cantera y a la formación de jugadores». En su intervención final recordó que «los verdaderos y únicos propietarios de la entidad son los socios y los mallorquinistas». Presentación y cierre.

Mientras tanto en el palco las idas y venídas empezaban a ser constantes. Cladera presidió el partido con Enrique Cerezo, mientras que Alemany departía con Miguel Àngel Gil Marín y buscaba acomodo en la zona noble entre su hombre de máxima confianza, Guillem Coll y el que hasta hace poco fue presidente del club, Tomeu Vidal. De Pons & Pons no se sabía nada. Estaban desaparecidos. Simplemente.

Pero que estuvieran desaparecidos no quiere decir que la afición se 'olvidara'. Al menos del director deportivo se acordó. «Nando vete ya, Nando Pons dimisión», era lo que se escuchaba en un sector de la grada de Son Moix. Lo dicho. Pueden ser más o menos fríos, más o menos en número, pero no olvidan y se conocen la actualidad del club prácticamente de carrerilla. También se acordaron de Platini y de la injusticia que ha cometido la UEFA. «El año que nos robaron Europa», rezaba una pancarta en la grada, y es que la herida todavía está muy fresca. Demasiado. También está muy fresca la terrible pérdida del miembro del cuerpo de bomberos, Alejandro Ribas. Sus familiares y sus compañeros saltaron al terreno de juego entre el himno y los calurosos aplausos de la afición. El dolor de su familia encogía los más fríos corazones. Con el árbitro a punto de señalar el partido, en la primera línea de palco, además de Cladera y Cerezo estaban también Ramón Socías, delegado del Gobierno; Pere Terrassa, consejero y director general de IB3; José Hila, alcalde de Palma en funciones y Biel Cerdà. Serra Ferrer fue de los últimos en llegar y lo hizo acompañado por Pep Sansó. Los nervios y la tensión del estreno se traladaba ya al césped. El balón empezaba a rodar porque esto es fútbol, al fin y al cabo, fútbol y todo debe girar en torno a la pelota. Arrancó el nuevo Mallorca y además empezó ganando. Hay esperanza. Hay vida. Por fin empezó el fútbol.