Un camión de alto tonelaje descargando materia cárnica en la planta de gusanos próxima a la marina de Llucmajor.

TW
5

El alcalde de Llucmajor, Joan Jaume, ha vuelto a adoptar medidas drásticas para paliar los problemas de fétidos olores y de filtraciones «insanas» a los acuíferos naturales que causa a su municipio la planta de gusanos que se encarga de hacer desaparecer tres cuartas partes de los cadáveres de animales consumidos en la Isla.


Llamadas


A la instalación no llegarán camiones de más de 3,5 toneladas por decreto de Alcaldía, «y esta vez -señala a Ultima Hora el primer edil-, me da igual quién me llame y a qué hora, porque yo estoy con los problemas de mis vecinos y no con la imprevisión durante años del Govern y del Consell para eliminar como toca los residuos animales de Mallorca, que por su responsabilidad se hace aquí de cualquier manera menos de la que dictan las normas sanitarias y el sentido común».


Para Joan Jaume, «hemos llegado los vecinos y quienes formamos parte del Consistorio hasta un punto en el hay que decir basta, al menos con nuestro medios como Ajuntament, y denunciar la actitud del president Antich, que perfectamente conocedor del grave problema que tenemos, únicamente es capaz de decirnos en contactos no oficiales que tiene la solución, pero nunca nos dice ni en qué consiste ni en qué plazos se desenvolvería».
Según pudo saber este diario, cada vez que el alcalde de Llucmajor decide controlar el tonelaje de los camiones que llegan a la planta -en cuyo permiso gubernativo de actividad se limita la recepción diaria-, recibe «llamadas especiales» para disuadirle de su actitud.


Tras su decreto de viernes pasado, le han contactado los dos directores generales de la extinta Conselleria balear de Agricultura -hoy en Presidència- y una consellera del Consell de Mallorca.