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Nando Pons y Marcos Martín optaron por desaparecer. Ni el director deportivo del Real Mallorca ni el máximo responsable del fútbol base desfilaron ayer por Son Moix y evitaron el juicio de la grada, la reacción de la hinchada a la trama inmobiliaria destapada el pasado viernes por este periódico. Dos de los empleados de más alto rango de la entidad decidieron dar la espalda a la realidad y esconderse.
Pons se esfumó. Ni rastro del puro más famoso de la grada noble del estadio. Marcos Martín se excusó. El desplazamiento del filial a Alicante resultó la excusa perfecta para eludir el veredicto de la tribuna. El jefe de la cantera acompañó al Mallorca B, que perdió en el Rico Pérez.
En los entremeses del partido, los focos apuntaron a la ubicación habitual de Pons y Marcos, justo debajo del palco presidencial. Pero no hubo señales de vida. Ni el director deportivo ni el director de Son Bibiloni aparecieron por allí. Enfrente del palco, en la tribuna de sol, una pancarta que mostraba la indignación. «Grande, Pons, Marcos=lladres». El cartel fue retirado por la seguridad del estadio minutos después de iniciarse el partido.