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El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, instó ayer nuevamente al Congreso a que apruebe la reforma del sistema financiero, al reunirse a puerta cerrada con líderes demócratas y republicanos.
Poco antes de comenzar la reunión, Obama dijo a los periodistas que confía plenamente en que «el proyecto de ley que salga (del Congreso) será uno que evite los rescates financieros». «Ésa es la meta», enfatizó el mandatario, para quien la reforma del sector financiero es su próxima prioridad legislativa tras la aprobación de la reforma de salud.
Obama pidió «fuertes mecanismos para regular los derivados» que contribuyeron a la crisis financiera entre 2008 y 2009, pero negó la acusación de los republicanos de que la reforma financiera conducirá a un nuevo «rescate» de los bancos. «Si existe una lección que hayamos aprendido es que simplemente es inaceptable un mercado sin restricciones en el que la gente tome grandes riesgos y espere a que los contribuyentes les rescaten cuando las cosas salen mal», afirmó Obama.
Disputas partidistas
La reunión con Obama incluyó a los principales líderes demócratas y republicanos de ambas cámaras del Congreso, en unos momentos en que surgen agrias disputas partidistas en el Senado sobre la reforma del sector financiero.
Varios líderes republicanos han insistido en que un proyecto de ley que estudia el Senado, que permitiría el desmantelamiento de grandes empresas con problemas financieros, daría pie a un «rescate sin fin» de Wall Street, «a expensas de los contribuyentes».
Eso mismo reiteró ayer el líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, durante un discurso antes de participar en la reunión en la Casa Blanca. Ese tipo de rescates, subrayó, «es algo que los estadounidenses han dicho que no quieren que se repita».
Los demócratas en el Senado quieren someter a votación el plan de reforma para finales de este mes. En declaraciones a la cadena televisiva MSNBC, el senador demócrata Charles Schumer consideró que existe un amplio apoyo, incluso en Wall Street, para un paquete con regulaciones «fuertes e inteligentes».
Entre los elementos que contempla la iniciativa figura una mayor supervisión federal de los bancos y mercados de capital, además de fuertes protecciones para los consumidores.