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Las malas noticias se acumulan en el Real Mallorca. La SAD balear prevé cerrar el presente ejercicio con un déficit cercano a los 15 millones de euros, unas pérdidas condicionadas a futuros traspasos, según ha podido saber este periódico de fuentes cercanas al consejo de administración. Se trata de un importante retroceso en la maltrecha economía del club bermellón, que tenía previsto concluir el curso 09-10 con unas pérdidas inferiores, pero que se encuentra ahogado, en una situación prácticamente de quiebra y con el concurso de acreedores en el horizonte.
La razón principal de este empeoramiento en la salud económica de la entidad isleña apunta, fundamentalmente, a la drástica reducción sufrida en el capítulo de ingresos, que gira en torno a los 30 millones de euros, y el notable incremento de los gastos, que oscila por los 45 millones de euros.
El Mallorca ha visto cómo desde que arrancó la presente temporada perdía la mayoría del soporte empresarial que permitía sostener la entidad. La ruptura del acuerdo de patrocinio con la empresa ISO (International Sport Organitzation), la cual gestionaba los activos publicitarios del club, fue el primer revés del curso. El acuerdo garantizaba hasta 1'5 millones de euros por temporada. También se redujo de forma considerable el capítulo de ingresos por abonados y, por ende, por taquillas, en un campeonato marcado por la escasa afluencia de espectadores al estadio de Son Moix.
El apartado de gastos, sin embargo, ha experimentado un incremento notable. El principal acreedor de la SAD balear es, con mucha diferencia, Hacienda. La deuda actual con el Erario Público supera con creces los 18 millones de euros. También es importante la deuda que el Mallorca mantiene con la plantilla, la cantidad desorbitada que se ha abonado en la presente temporada en concepto de primas. De momento, el club isleño ya ha desembolsado 1.650.000 euros...
Las deudas con otros clubes superan los 15 millones de euros y también se adeuda a la Seguridad Social.
Para enjugar estas enorme pérdidas y taponar la hemorragia económica, el club está obligado a vender futbolista en el próximo verano. Pero aquí aparece otro problema mayúsculo. En el último lustro, coincidiendo con la presencia de Nando Pons al frente de la dirección deportiva, se ha producido una descapitalización importante en el seno del vestuario. No sólo no se ha consolidado ningún jugador de la cantera, sino que la plantilla actual está envejecida y es enormemente cara. No hay activos futbolísticos. De hecho, el club invierte casi la totalidad de sus ingresos en abonar sueldos y fichas desmesuradas a jugadores y a entrenadores.
Mientras el club se ahoga, Nando Pons se hace rico. El director deportivo, que puede situar su nivel de ingresos hasta los dos millones de euros en apenas dos temporadas, supo aprovechar la endeblez de Vicenç Grande para firmar el contrato de su vida y cobrar una ficha que alcanza los 300.000 euros.
A esa cifra se le añade el millón de euros de premio por la venta de Güiza, 300.000 más de ficha de este año, más los 200.000 de prima que puede llegar a cobrar si el equipo se mete en Champions. El negocio habrá sido redondo para el ex jugador del Murense que se habrá enriquecido a costa de ser uno de los grandes responsables de la deuda que estos últimos años ha experimentado un crecimiento desorbitado.
Pons tiene contrato en vigor hasta 2014 y cuando se confirme que la entidad ha instado concurso voluntario de acreedores, su posición ahora fuerte va a quedar muy debilitada.
El panorama es desolador. La deuda del club es difícil de cuantificar de forma precisa, pero el último balance al cierre de la anterior temporada desprendía una deuda neta de 48 millones de euros y ahora ya está a punto de alcanzar los 60. El déficit concreto correspondiente al ejercicio 08/09 fue de 5,3 millones de euros y según el propio club la deuda se situaba entre 40 y 45 millones.
El lastre que arrastra el club de años anteriores se hace ahora ya insostenible y de ahí que una de las salidas para paliar esta crítica situación sea la de instar al concurso voluntario de acreedores.