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Los visitantes que circulan sobre las tumbas de la necrópolis de Son Real, -situada en Santa Margalida, al borde del mar-, así como los ciclistas y los que conducen quarks por el perímetro del yacimiento están contribuyendo al «deterioro constante» de los restos arqueológicos. Además, existe un «peligro» evidente para los peatones que pasean entre la tumbas «debido a la falta de seguridad». Por ello, la Demarcación de Costas ha presentado a Patrimoni Històric del Consell un proyecto de cerramiento de todo el recinto.
En la actualidad, el yacimiento está cerrado por un simple vallado sobre la zona de tierra y la propuesta de Costas consiste en sustituirlo por una valla perimetral que rodee toda la necrópolis.
Además, para facilitar la visita sin que afecte a las estructuras milenarias, el proyecto incluye que el actual mirador pase a convertirse en una plataforma, «a modo de balcón orientado hacia la necrópolis para su observación, y mejorar, así, la visualización zenital del conjunto arqueológico».
Biel Cerdà, director insular de Patrimoni Històric, apuntó que «el proyecto está bien, aunque no vemos necesario cerrar la parte de la necrópolis que da al mar, sino ampliar el cerramiento» hasta la zona costera para evitar el impacto de la nueva valla sobre el yacimiento. «En realidad, se trata de un cerramiento más amplio» con el que se pretende, también, que no sea necesario hacer tantos agujeros en el subsuelo.
El proyecto de Costas ha sido informado favorablemente por los técnicos de Patrimoni, pero con la condición de que un arqueólogo «redacte otro proyecto previo a la intervención sobre el impacto que ésta podría ocasionar a los restos arqueológicos», añadió Cerdà.
Como se explica en la documentación facilitada a Patrimoni, la necrópolis de Son Real está situada en un promontorio triangular que se adentra 600 metros en el mar, denominado Punta dels Fenicis. «Se trata de un conjunto funerario que reproduce algo similar a una ciudad en miniatura al lado del mar», en el que se llegó a encontrar un centenar de tumbas, hasta de tres tipos distintos. Las más antiguas sa han datado entre los siglos VII al VI antes de Cristo. La necrópolis «es una síntesis de la prehistoria de Mallorca» y hasta ahora no se ha podido «detallar a quién se enterraba en ella».