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La Policía Judicial de la Guardia Civil está investigando si el asesino de Ana Niculai, la joven rumana que apareció carbonizada en el maletero de un Audi A4, recibió ayuda de un segundo implicado. Durante todo el día de ayer los agentes del Grupo de Homicidios llevaron a cabo ímprobas gestiones, aunque todavía no se han practicado detenciones.

Tal y como informó Ultima Hora ayer, una pista muy importante para los investigadores es la aportada por un conductor que sobre las dos de la tarde del lunes -cuando Ana llevaba ya más de seis horas desaparecida- llamó al COS (emisora central operativa) de la Guardia Civil para denunciar que un conductor de un Audi A4 gris daba bandazos por la carretera, cerca de Consell. El testigo no pudo precisar los dígitos de la matrícula, pero sí las letras, que coincidían con las del coche de Aurelio Vieites, el novio de Ana que precisamente le había dejado su vehículo porque el de la joven rumana estaba en el taller.

Grabación

Los investigadores están tratando de aclarar si alguna cámara de tráfico -o radar- detectó al coche en ese tramo de la carretera, y que posiblemente se dirigía a la MA-13, la autopista de Inca.

En cualquier caso, las pesquisas sobre la desaparición y muerte de Ana Niculai se centran en su círculo más próximo y la Benemérita tiene previsto en los días siguientes tomar una nueva tanda de declaraciones. Los investigadores creen que la víctima conocía a su agresor -o agresores- y tratan por todos los medios de aclarar quién contactó con ella ese lunes fatídico. El aparcamiento de Ana Niculai se encuentra ubicado en los bajos de un edificio de la calle Jeroni Pou, en las Avenidas de Palma, y los funcionarios de la Comandancia están indagando para saber si el Audi A4 llegó a entrar en las instalaciones o ya no llegó a Palma, esa mañana. Ana había abierto un bar en la calle Socorro, cerca de allí, con Cati, su socia, y cada mañana aparcaba en el párking y caminaba hasta el local.

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Otro dato que trascendió ayer es que el rumano rubio y joven que acudía casi a diario a ese bar, para tomar café, y que supuestamente acosaba a Ana, tiene una buena coartada y, por consiguiente, no es sospechoso de la desaparición y posterior crimen.

El joven vive en las cercanías del negocio y ya está plenamente identificado. La rumana fallecida contó a sus allegados que el compatriota se ponía «un poco pesado» con ella y que pretendía intimar, aunque Ana nunca le daba pie.

Gasolineras

Por segundo día, los agentes también se presentaron en distintas gasolineras de la zona Norte de la isla y solicitaron las grabaciones de seguridad del lunes. Buscan a algún sospechoso que comprara garrafas de gasolina, con la que luego se prendió fuego al Audi A4 en el camino entre Muro y Can Picafort. ¿Por qué eligió ese paraje el asesino? se preguntan los investigadores. Quizás porque lo conocía de antes o tal vez porque era un tramo apartado de Palma y Llucmajor, los lugares por donde se movía Ana.

Ayer la Guardia Civil levantó el precinto del coche en llamas, que sigue abandonado en la finca de Muro. Numerosos vecinos y curiosos se acercaron hasta los hierros retorcidos. Algunos comentaron que estaban «inquietos» porque un asesino había actuado en aquel municipio. Y sigue suelto.