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Agosto es el mes por excelencia para los comercios ubicados en las zonas turísticas. Buena prueba de ello está en los supermercados costeros, que han visto cómo lograban alcanzar sus máximos durante este mes. Las grandes superficies han sabido aprovechar la presencia de turistas para comercializar con productos internacionales.

Durante los meses estivales los Eroski costaneros de Cala d'Or, Porto Cristo, Cala Millor o Portocolom han llegado a triplicar el número de ventas en relación a los centros del interior. Los turistas ingleses son los que más suelen realizar sus compras en estos establecimientoss, aunque el número de alemanes ha sido el que más ascendió esta temporada.

Más ventas

Entidades como Eroski o Hipercentro han incrementado su número de clientes en relación al año anterior, pero no así la compra media. La crisis ha afectado también a los supermercados. Según afirman desde Hipercentro, «la gente ha cambiado sus hábitos de consumo, van más alerta., siguen comprando alimentos, pero ahora se decantan más por las marcas blancas porque son mucho más económicas».

En todo caso, los Hipercentros de las Islas apuestan más por el usuario que reside en la zona durante todo el año. Cuentan con productos internacionales, pero «los turistas que vienen de paso no son la prioridad», señalan.

Los grandes supermercados permanecen abiertos durante todo el año. La única excepción se produce en el Eroski de Cala Egos, que cierra los meses de invierno debido a que cuenta con otro centro en Cala d'Or.

Aunque en los grandes supermercados hayan subido las ventas durante el mes de agosto, los pequeños ultramarinos costeros reconocen que se mantienen las cifras respecto el año pasado. A pesar de que durante todo el día pasan muchos turistas, «ninguno hace grandes compras, sólo bebidas y chucherías de las que como mucho sacamos 5 euros», asegura Clara Valls, propietaria de un ultramarinos cerca de la playa de Ca'n Picafort.

Todo incluido

Para los propietarios de establecimientos familiares, el «todo incluido» provoca pérdida de beneficios. «Es una estrategia para capturar clientes, pero perjudica a establecimientos más pequeños», explica la propietaria de un colmado en Playas de Muro.

«Si a eso le añades las grandes superficies, nuestras cifras del verano son iguales o inferiores que años pasados», relata Valls.