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Amor y odio. Así se puede definir la relación entre Munar y Nadal, sobre todo durante los últimos tres años. Nadie sabe los motivos, pero Munar y Nadal comenzaron a distanciarse a finales de la pasada legislatura, una relación que empeoró a pasos agigantados cuando la entonces presidenta de UM impidió a su delfín que pudiese pactar la Alcaldía de Palma. Nadal quería ser alcalde de Palma, pero Munar se lo impidió, un episodio que aumentó las diferencias entre ambos. Un dirigente de UM explicó de manera muy gráfica la relación entre Munar y Nadal. «Es como un jarrón que se rompe. Puedes arreglarlo, juntar las piezas, pero nunca quedará igual que antes. Esto es lo que ocurre entre Nadal y Munar».
Distanciamiento
Cuando Nadal fue elegido presidente de UM, el distanciamiento fue todavía mayor. Munar no solía comentar en público qué pensaba de Nadal, pero los munaristas sí se encargaban de desprestigiar al nuevo presidente. A Nadal le criticaban, entre otras cosas, el intentar dinamitar los pactos de gobierno alcanzados en 2007, de buscar un acercamiento con el PP, de tener mucha amistad con Rosa Estaràs. Durante mucho tiempo, Nadal estaba especialmente interesado en forzar el anticipo electoral y, por consiguiente, adelantar la retirada de Munar de la política. De hecho, la propia ejecutiva de UM pidió un adelanto electoral en un momento en el que las circunstancias políticas todavía no demandaban un anticipo de las elecciones. El gran desencuentro entre Munar y Nadal se produjo como consecuencia de la dimisión forzada de Francesc Buils como conseller de Turisme. Munar intentó sin éxito evitar la destitución de Buils y su poder quedó en evidencia en el Consell Polític de UM. Dirigentes próximos a Nadal se encargaron de ningunear a Munar en plena reunión, algo difícil de digerir por alguien que había levantado UM prácticamente de las ruinas. La ruptura entre Nadal y Munar, el discípulo y la maestra, era ya total y absoluta.
Nada era igual
A partir de ahí, Nadal y Munar apenas se hablaban cuando, durante mucho tiempo, presumían de su amistad, de irse juntos de viaje con sus respectivas parejas, de coincidir en comidas y cenas. Nada era igual entre Munar y Nadal. La ya ex presidenta del Parlament llegó a comentar en público que en ocasiones un buen vicepresidente no se convertía en buen presidente, unas palabras dirigidas a su alumno político. Cuentan que cuando Nadal dejó la presidencia de UM tras muchas desavenencias internas, Munar le animó a dedicar más tiempo a volar con la avioneta en lugar de trabajar para el partido. Aun así, otro episodio volvió a demostrar la relación de amor y odio entre ambos. Nadal y Munar se aliaron para evitar que Josep Melià fuese presidente de UM, un objetivo no cumplido pero que volvió a unir a ambos en una relación política difícil de explicar y que se ha roto definitivamente.