Massot recitando a Machado. | Pedro Prieto

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Ayer por la mañana, dentro de los actos que sobre la Semana Santa tienen lugar en la cárcel de Palma, se celebró uno dedicado a la saeta, con desfile incluido presidido por la cruz.
El acto, organizado por la Pastoral Penitenciaria, tuvo lugar en el salón de actos, que dicho sea de paso estrenaba butacas. Las de uno de los cines de Porto Pi, que al cerrar se las ha regalado al centro.
A decir verdad, asistieron alrededor de cien reclusos.
Según nos contaba Jaume, el pater de la Pastoral, al acto de ayer lo vienen ensayando desde hace dos semanas, «y todos los que han intervenido en él, mostraron un gran interés desde el primer instante».
Como maestro de ceremonias actúa Jaume Massot, que se presenta ante el auditorio con un «Hola, buenos días. Soy Jaume Massot, del módulo 12».
Jaume, que pese al poco tiempo que lleva en la cárcel, se le ve muy integrado, a la vez que respetado por sus compañeros, no solo actuó como maestro de ceremonias, sino que, además, explicó la saeta, su significado y evolución a lo largo de los tiempos, e intervino como rapsoda leyendo unos versos de Antonio Machado aderezados con cantos de saetas.
El acto continuó con una canción colombiana, con más versos de García Lorca y Rosales, y culminó con otras dos canciones, la de «La leyenda de Zamarrilla», el bandolero malagueño que escapó de la policía al ocultarse bajo el manto de la Virgen, y «El Cristo de los gitanos», de Machado, cantado al estilo Serrat y Camarón de la Isla.
La Semana Santa en la cárcel de Palma continuará hoy, visionando la película Invictus, el Viernes santo, con la celebración de la Pascua y el domingo, con la celebración de la misa y degustación de crespells y empanadas que mandarán al centro distintas parroquias de Mallorca.
Diremos que entre los espectadores se encontraba Rodrigo de Santos, que está en el mismo módulo de Jaume Massot. Se le veía muy tranquilo y distendido. Con gafas de montura negra, ocupó la segunda fila, sentándose con otros reclusos. Por lo que vimos, las relaciones con los demás son buenas. Yo diría que muy buenas. «No tengo ningún problema -nos dijo-. Puede que al principio me costara adaptarme, pero a raíz del segundo ingreso me encuentro bien, con ganas de que me trasladen a Segovia para poder estar más cerca de mi familia». Al comentarle que a Matas le habían pedido tres millones de euros por eludir prisión, se sorprendió, pero no hizo ningún comentario. Sólo un gesto de sorpresa, como diciendo ¡Jo, es mucha pasta! Dijo que su vida en el centro se desarrollaba entre el trabajo y el estudio. «Estudio catalán y me preparo para abogado del Estado. Quise estudiar Psicología, pero al entrar ya se había terminado el plazo de matrícula». Insistió en que estaba muy integrado, que tiene muy buena relación con otros presos y que intenta ayudarles en todo lo que puede. A nuestro colega, Javier Jiménez, jefe de sección de Sucesos, le estuvo hablando de otros temas, pero le rogó que no hiciera uso de lo que le había dicho.