Michael Umeh intenta penetrar hacia canasta ante un defensor de Melilla. | Agencias

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MELILLA 79
VIVEMENORCA 72

MELILLA (20+16+14+29): Huertas (6), Jiménez (8), Robinson (12), Romero (4), Starosta (4) -cinco inicial-, Ruiz (4), Coppenrath (16), Morentin (11), García (12), González (2) y Skoldebrand.
22 de 38 en tiros de dos, 3 de 19 en triples y 26 de 37 en tiros libres. 32 rebotes (10 ofensivos).
VIVEMENORCA (20+19+13+20): Umeh (8), Turner (10), Ciorciari (8), Da Silveira (13), Cuthbert (6) -cinco inicial-, Montañana (3), Guzmán (4), Otegui (5), Fernández (7) y Sánchez (8).
16 de 32 en tiros de dos, 7 de 25 en triples y 19 de 28 en tiros libres. 31 rebotes (9 ofensivos).
Àrbitros: De Lucas, Calatrava y Martínez.

Asaltar Melilla resultó imposible para el ViveMenorca, que concluyó claudicando ante el anfitrión de la Copa luego de exponer el temple y el orgullo necesarios durante la mayor parte del encuentro para, paradójicamente, hilvanar un fatídico lapso en el tramo definitivo, exceso botín para un rival que contó además con un impresionante ambiente desde las gradas que le espoleó cuando la coyuntura más lo precisó en su beneficio. Mostró un buen tono el Menorca en defensa, con el acertado grado de dureza e intensidad colectiva que la cita demandaba, pero falló en el plano individual. Ninguno de los hombres desequilibrantes apareció al rescate.
No fue la hora Cuthbert. Al caribeño se le atrasó el reloj y entró con demora en partido. A la altura de su discreta actuación personal se posicionó Turner, cuyas prestaciones abundaron en una intermitencia fatal. Tampoco fue el día de Umeh, ni de Marc. El alero catalán nunca se escondió, aunque su porcentaje en el tiro delató su espesura. La dirección de Ciorciari, alejado de su versión más fluida, significó una rémora no contabilizada en la hoja estadística, pero sí atestiguada en el desenlace final.
El Menorca dispuso siempre de opciones, aunque le restó ese imprescindible plus siempre requerido, y que sus principales figuras se mostraron incapaces de ejecutar. En lo que refiere a la naturaleza del partido, su trama de desarrolló según los parámetros esperados. Ambos equipos fundamentaron todo su rédito en un exponencial despliegue en defensa y ligeros detalles definieron en los momentos finales una igualdad sobresaliente, únicamente fracturada cuando el término se aproximaba.