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La presidenta del Parlament no puede ni presentar cuestiones de confianza ni ser víctima de una moción de censura. Maria Antònia Munar seguirá en el cargo hasta final de legislatura a no ser que dimita voluntariamente, una circunstancia que no parece que ocurra en lo que resta de legislatura. Por lo tanto, ni Antich, ni UM, ni el Bloc ,ni el PP pueden obligar a Munar a que abandone su actual cargo pese al nuevo escenario político. Algo similar ocurre con los miembros de la Mesa del Parlament, que sólo abandonan sus cargos voluntariamente y que están al margen de peleas políticas entre los distintos grupos parlamentarios.
Sin embargo, la ruptura del actual pacto con UM sí puede tener consecuencias en el funcionamiento interno del Parlament. Para empezar, la izquierda ha perdido la mayoría que tenía en la Mesa del Parlament. Munar ya no tiene ninguna obligación política para seguir los mandatos impuestos por los grupos parlamentarios de izquierdas que hasta ahora compartían gobierno con UM. En la junta de portavoces pasará algo igual. PP y UM tienen mayoría y pueden marcar el calendario de la actividad parlamentaria. En las comisiones se mantiene esta situación. Entre PP y UM tienen mayoría y pueden cambiar leyes del Govern a través de sus enmiendas. A partir de ahora podría ocurrir que cualquier proyecto legislativo que presente el Govern sea transformado de arriba a abajo por PP y UM. Si el Ejecutivo renunciase a presentar leyes para evitar que sean cambiados, los grupos parlamentarios pueden presentar sus propias leyes.