El asesino, rodeado de policías, muestra el lugar donde enterró los restos de la boliviana, en sa Ràpita. | Alejandro Sepúlveda

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Luis Rodrigo, el ecuatoriano detenido como autor material del crimen de María Elena Salcedo Paredes, ha confesado el brutal asesinado y ayer indicó a la policía el lugar dónde escondió los restos troceados de la mujer, en un descampado de sa Ràpita (Campos).
El crimen se cometió el pasado 30 de noviembre en el piso de la calle de Sant Rafael, en Son Gotleu, donde vivía Luis Rodrigo con su esposa, Norma del Rocío, también detenida por el asesinato. Esa noche se citaron los dos amigos, que al parecer eran amantes, aprovechando que la esposa de Luis Rodrigo estaba de viaje en Ecuador. No está demasiado claro lo que ocurrió, pero los agentes creen que la mujer no quería mantener relaciones sexuales y el sudamericano se enfureció. La muerte violenta le sobrevino en el piso, y después el ecuatoriano trasladó el cadáver oculto en un coche -al parecer un Hyundai- hasta la urbanización de El Paraíso, en sa Ràpita.
Descuartizada
El asesino utilizó una azada para descuartizarla de forma brutal. Dejó el tronco enterrado bajo unas piedras y ocultó las extremidades y la cabeza en otro paraje próximo. Su intención era dificultar al máximo la identificación del cuerpo y retrasar su localización, para que se descompusiera y sólo quedaran huesos.
Con lo que no contaba Luis Rodrigo es con que la investigación del Grupo de Homicidios iba a ser tan rigurosa. Tan pronto como se descubrió la relación de amistad entre él y la desaparecida, los focos policiales se centraron en sus movimientos y conversaciones telefónicas, que estaban pinchadas.
Un detalle le delató y al poco tiempo los investigadores descubrieron que había al menos cuatro compatriotas, entre ellos su mujer, que sabían que había troceado a María Elena Salcedo. El martes se decidió iniciar la operación. Entre ese día y el siguiente cayeron todos los implicados, incluido el principal acusado.
Los interrogatorios fueron fructíferos y el miércoles, en la tarde noche, los agentes se desplazaron a sa Ràpita y, en efecto, encontraron el tronco de la mujer allí donde el acusado había indicado. Durante toda la noche una patrulla de la UPR permaneció en la finca, vigilando de que nadie se acercara al perímetro. Por la mañana, Luis Rodrigo, esposa, fue trasladado a El Paraíso en un vehículo policial y explicó, in situ, cómo había descuartizado a la mujer y dónde había ocultado las partes del cuerpo.
Tras una exhaustiva búsqueda entre matorrales y árboles, el Grupo de Homicidios recuperó un brazo y las dos piernas de la víctima. Hoy está previsto que siga la búsqueda del resto del cadáver. Las fuentes consultadas indicaron que Luis Rodrigo, un hombre de pequeña estatura, se mostró muy frío a la hora de explicar el atroz crimen. El sudamericano, y los otros cuatro detenidos, será puesto a disposición judicial hoy por la mañana, en los juzgados de Vía Alemania. El caso está prácticamente resuelto y sólo queda despachar algunos flecos, incluida la detención de otros implicados que podrían haber estado al tanto de lo ocurrido. Serían, pues, encubridores de un asesinato y su arresto estaría próximo.