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Han transcurrido ocho años desde que el Govern de les Illes Balears comprara con los fondos de la Ecotasa la finca de Son Real, en el término municipal de Santa Margalida.
La transformación de las casas en un centro de interpretación y la recuperación de los sistemas tradicionales de agricultura y ganadería han sido desde entonces el objetivo común de los diferentes grupos políticos que han estado desde entonces al frente de al fundación que gestiona este espacio.
Propios medios
La finca, comienza a ser auto suficiente, tanto que tras la recuperación de una antigua era y el proyecto de restauración de un molino harinero, la Fundació Balears Sostenible se plantea a medio plazo producir los productos tradicionales del campo, entre ellos harina pero también confituras y conservas realizadas con los frutos de las 150 higueras de 31 especies endémicas de las Illes que se han sembrado en Son Real. Un proyecto, desarrollado en colaboración con el experto farmacéutico de Llucmajor Monserrat Pons Campo.
En una segunda fase se contempla la siembra de 60 especies más, si bien el proyecto queda ahora a la espera de ver el futuro político de esta fundación cuyo gerente, Jordi Cabrer, ha sido uno de los cargos de confianza de UM cesados a raíz de la última crisis de gobierno.
«La idea es la de utilizar parte de los frutos para alimentar a los animales y tratar el resto de la producción para hacer higos secos, confituras, higos en vinagre... programando excursiones guiadas que permitan conocer todo el proceso», explica Monserrat Pons.