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Después de un mes de la puesta en funcionamiento de la primera fase de la reforma circulatoria, los vecinos ya se están adaptando a los cambios, que han servido para ofrecer a los vehículos una salida más rápida del centro, pero que ha aumentado los problemas en lo que se refiere a la entrada al municipio.
Inexplicablemente (aunque posiblemente por razones presupuestarias), el equipo de gobierno decidió poner en marcha solo la primera fase de la reforma planificada por la Policía Local, dejando en suspenso la fase que preveía cambiar el sentido de las calles Mar y Gran Vía, facilitando el acceso a la Plaza Constitución y, por consiguiente, al centro.
El Ajuntament, al menos de momento, descarta aplicar esta segunda fase, hasta poder ver a largo plazo «cómo funciona el actual sistema». Así lo aseguró el alcalde, Josep Ll. Colom, durante la rueda de prensa de esta semana. Según Colom, «la actual reforma ha conseguido una de los objetivos, que era ofrecer una salida desde la parte alta del municipio y limitar a la vez el acceso a esta zona, que está pensada para que, sobre todo, circulen los residentes».
Los cambios y la actual señalización dificultan el acceso y aislan algunas zonas del municipio y, además, hacen casi imposible que los visitantes sepan acceder a algunos lugares de la ciudad.
Aunque el alcalde asegura que la señalización de las zonas afectadas se ha «renovado totalmente», admite que el plan integral de señalización informativa ha quedado en punto muerto debido a la situación económica municipal.