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El sector empresarial de hostelería de Estellencs se declarara «en estado de ruina» como consecuencia del hundimiento -y consiguiente cierre- de la carretera que une directamente el pueblo con el municipio de Andratx, una de las carreteras más transitadas de la Isla desde el sureste hacia la Serra de Tramuntana.
Cuatro días después de que como consecuencia de las corrientes subterráneas de agua y el corrimiento de la ladera de la montaña se hundiera hasta diez metros de profundidad un tramo de la carretera, los restaurantes de Estellencs están prácticamente vacíos. «Si no vienen ustedes a comer para hacer el reportaje -indica Jaime, regente de uno de esos establecimientos-, la caja de hoy miércoles hasta el momento son dos cafés de parroquianos del pueblo».
El colapso de los suelos que en la presente semana ha cortado la carretera «es un desastre para nosotros», señala María Antonia, la cocinera de un hotel de la localidad, «y ello porque tanto para los que residen en Palma como para los turistas nacionales o extranjeros el camino natural entre nuestro pueblos se hace por esa vía, que ahora ha desaparecido».
Para el concejal de Medi Ambient de Estellencs, Gaspar Bosch, «el escenario que, de repente, proporciona la carretera cerrada, supone una situación crítica, y sin recurrir a extremismos es la ruina para el comercio de nuestro pueblo».
El punto de vista del edil Bosch ante el cierre de la carretera, en nombre de la mayoría de gobierno de la localidad, no oculta que cuando las autoridades insulares hablan de al menos tres meses para volver a consolidar el firme de la vía y hacerla transitable, «nos situamos en pleno verano y los perjuicios para los empresarios habrán sido ya muy importantes».
Por si fuera poco, la nevada del miércoles en la zona causó problemas tales como la inutilización del cajero automático en el pueblo. «Cuando la cosa viene torcida -comentó al respecto Jaime-, acaba estrellada».