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La terminal de llegadas del aeropuerto de Son Sant Joan se tiñó de amarillo para recibir a Úrsula Pueyo. Sus familiares, amigos y vecinos de Esporles se enfundaron la camiseta con la que siguieron sus pruebas en el Bar Avinguda y le brindaron una gran bienvenida. El alcalde de la localidad, Miquel Ensenyat, encabezó la delegación esporlerina y se encargó de hacer extensiva la felicitación de su pueblo a la primera mallorquina en competir en unos Juegos de Invierno.
Vancouver quedó atrás como una gran experiencia y ayer el cariño de los suyos permitió a Úrsula Pueyo celebrar la vuelta a casa con una gran sonrisa, la que se borró tras la injusta descalificación que sufrió en su última prueba.
La emoción se hizo presente en un sentido homenaje que hace justicia a la trayectoria de la deportista que ha superado con su esfuerzo una de las barreras que parecían insalvables para el deporte balear.