Rafa Nadal llega a Palma. | J. Lladó

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Rafael Nadal ya está en casa. El ya integrante del selecto club de poseedores del Grand Slam ya disfruta de la compañía de los suyos en el escenario que más ha añorado durante un periplo americano que ha finalizado de la mejor manera posible. El número uno del mundo ha apuntalado esa condición con su victoria en el US Open, pero ya mira hacia el futuro, con la gira asiática (Bangkok, Tokio y Shanghai) en el horizonte, pero dispuesto a exprimir al máximo los días que pasará en Portocristo, el último parón antes de echar el cierre a un año inolvidable.
«Creo que ésta es la mejor temporada de toda mi carrera», afirmaba con rotundidad Nadal, quien no escondía que «me ha ido mucho mejor de lo esperado, estoy muy contento y quiero disfrutar de este momento». El tenista quiso zanjar el debate del que es epicentro, y que le sitúa como más que serio aspirante a ser considerado como el mejor deportista español de todos los tiempos. «Es una barbaridad decir eso, primero porque hay muchos deportistas que han hecho méritos, cada uno en su especialidad, y segundo, porque es una cuestión muy difícil de valorar. Yo ya me siento feliz de que me incluyan en ese grupo», sentenciaba el 'manacorí'.

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Sensaciones
El haber completado la conquista de los cuatro 'grandes' no supone para Nadal más que «otro paso dentro de mi carrera. No supone una sensación diferente, aunque ganar el US Open sí que me hace pensar que es uno de los mejores años de mi carrera, y refleja el resultado del trabajo de muchos años, sustentado en todas las personas que me apoyan».
El número uno tenía ganas de volver a Mallorca «tras un mes y una semana fuera de casa», y sólo deseaba «poder estar tranquilo, con mi familia, porque en unos días me voy para Bangkok, donde empiezo de nuevo a competir con más ilusión si cabe».
Hacer suyos tres Grand Slams en una misma campaña es algo que el balear no podía imaginar hace unos meses, «ni tan solo Federer, que lo había conseguido ya», haciendo a la vez un balance positivo del 2010 que agota sus últimas citas. «A excepción del problema en la rodilla de Australia, mi nivel ha sido bueno, y fue a más a partir de la temporada de tierra, desde Montecarlo», aseguraba Rafael Nadal, quien se considera «un afortunado» al vivir «un momento tan especial».
Cariño
Las muestras de cariño recibidas desde su tierra natal enorgullecen al mallorquín, sorprendido al comprobar que el Ajuntament de Manacor le nombrará en breve hijo predilecto de la localidad. «Estoy muy agradecido. Tengo la suerte de ser de Mallorca, donde la gente es tranquila y me dejan disfrutar de mi tiempo libre. Allí (en Manacor) tengo la calma que necesito y muestras de apoyo así son de agradecer».
Ya en su hábitat natural, Nadal paladea el último hito alcanzado por su figura y por el deporte español, además del apoyo y cariño de la gente, que se volcó ayer con su presencia en Son Sant Joan. Su aparición por la terminal de llegadas del aeropuerto palmesano provocó, además de una enorme expectación mediática, el revuelo entre los pasajeros que circulaban por el recinto y los trabajadores del mismo. El tenista atendió todas las peticiones de fotografías y autógrafos que le fue posible y puso rumbo hacia Manacor para disfrutar de un merecido descanso.