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La Comisión Europea dio ayer luz verde al cultivo en territorio comunitario desde el verano de una patata genéticamente modificada que producirá la firma alemana BASF y que estará destinada a la producción de almidón para la industria papelera, pero cuyos subproductos podrán emplearse para la fabricación de piensos para animales.
El cultivo de la patata 'Amflora' es la primera autorización que el Ejecutivo comunitario decide desde hace doce años, después del permiso que dio en 1998 a la compañía Monsanto para cultivar su maíz MON 810. Los Estados miembros que no quieran que este cultivo se permita en su territorio podrán adoptar «salvaguardas» como ya hicieron seis países (entre ellos Alemania y Francia, pero no España) con el maíz MON 810. También aprobó ayer la comercialización de tres variedades de maíz transgénico Monsanto.
Asunto «delicado»
El nuevo comisario de Salud, John Dalli, admitió en rueda de prensa lo «delicado» del asunto de los organismos genéticamente modificados (OGM), pero defendió que las decisiones de Bruselas son el resultado de una evaluación «finísima» de los distintos expedientes. Además, recalcó que los dictámenes científicos de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) son la «base» de las decisiones.
Preguntado por la polémica que los OGM suscitan en la Unión Europea y el rechazo de parte de la opinión pública, Dalli apostó por la «innovación responsable» y por avanzar en el uso de nuevas tecnologías, pero insistió en que Bruselas se apoyará en los datos científicos para asegurar que «no hay duda» sobre las garantías de seguridad para los ciudadanos.
El comisario recalcó que la autorización de cultivo para la patata 'Amflora' está sujeta a «condiciones muy estrictas» para evitar su propagación a otros cultivos.