La procesión se inició con unas palabras del párroco Guillem Feliu explicando los motivos. | M. Poquet

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A pocos días de iniciarse la Semana Santa, Santa Margalida acogió ayer noche una atípica y reivindicativa procesión para decir basta a la crisis, al terrorismo, y a las catástrofes naturales como los terremotos de Haití, Chile y Turquía. Más de 200 personas participaron en la procesión reivindicativa organizada por el párroco de Santa Margalida, Guillem Feliu, «para reflexionar sobre las tres cruces que la sociedad soporta». Los actos se iniciaron con la lectura de unas oraciones y acto seguido las diez cofradías de Santa Margalida iniciaron la procesión desde la plaça de la Vila hasta llegar a la Iglesia. Los cofrades, todos ellos vestidos de nazareno pero con la cara descubierta, estuvieron acompañados por la Banda Agrupació Joventut d'Inca que marcó el ritmo durante la marcha, y por numerosos vecinos que, de manera silenciosa, se unieron a la reivindicación portando únicamente un cirio.
La procesión no contó con la presencia de los habituales pasos pero sí presidió la marcha un Santo Cristo, quien según Feliu «en el recayó todo el peso de las tres cruces que nos ahogan: la crisis, el terrorismo, y los terremotos de Haití, Chile y Turquía». Según el rector de Santa Margalida, el objetivo de esta acción es «concienciar a la población que necesitamos un cambio y demostrar que todavía hay esperanza para reconducir el mundo». El sacerdote asegura que «ya es hora que la gente salga en procesión con una motivación, con un sentido, sino las procesiones de Semana Santa no dejarán de ser un pasacalles organizado por la iglesia». Respecto a que los cofrades procesaron a cara descubierta, Feliu asevera que «es una manera de recalcar el compromiso individual de cada cofrade con la causa, y dejar de ser un cristiano sólo de temporada». Una vez la procesión llegó a la iglesia, la Banda Agrupació Joventut d'Inca realizó un pequeño concierto y a continuación el alcalde de Santa Eugènia, Guillem Crespí, leyó el pregón de fiestas de la Fira de la Vila, marcando así el inicio de las fiestas. Al finalizar el acto se vendió al precio de tres euros el pregón realizado por Guillem Crespí con el objetivo de recaudar fondos para el Centro de Marginados Terminales de Sida SILOE, ubicado en Santa Eugènia.