Exposición de Lou Reed en Es Baluard | Jaume Morey

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Lou Reed es una estrella. Como tal, no le faltan exigencias, excentricidades, manías, miedos, un séquito complaciente revoloteando a su alrededor, ni exclamar un «No more!» tras una jornada maratoniana, de menos de minuto y medio, posando en Es Baluard para la prensa.

Es lo que tiene ser el padre de Take a walk on the wild side. Los fans te adoran, cumplas o no. Más de cincuenta medios de comunicación se quedaron ayer con un palmo de narices al advertirles de la decisión de Lou Reed de suspender el encuentro concertado para presentar su triple participación en el Festival Alternatilla. Y parece que suele ser algo habitual.

El show en su tournée palmesana comenzó la noche del miércoles. Después de llegar casi con tres horas de retraso a su cita en el Museu Es Baluard, criticó la disposición de las fotografías de su exposición Romanticism, así como el espacio elegido para la proyección del documental Red Shirley. Cambios y cambios hasta poner los nervios de punta a la organización, aunque el acto público de anoche fue también de esos para recordar. Después de varios minutos dentro de la furgoneta planificando su entrada al museo, se encontró con cientos de seguidores. Mansos, especialmente respetuosos, y, sobre todo, conocedores de las 'genialidades' del genio que se ha ganado mala prensa a golpe de caprichos y excentricidades. Nada sorprendidos de que Reed se parapetara en la Sala Miró y luego volviera a hacerlo en la cafetería.

El músico demostró que es poco amigo de los periodistas, de los flashes y aglomeraciones, mientras su séquito animaba a los fans a contemplar los paisajes de Reed, instalados en el pasillo del centro, que, por cierto, pasaron a un segundo plano. El artista firmó ejemplares, con más o menos ganas, y después concedió a la prensa un minuto y medio para las fotos. Luego volvió a despacharse con un «no more».

El público pudo ver las mil caras del artista y sus facetas como fotógrafo y documentalista en el filme Red Shirley. Después de la proyección fue cuando se oyeron sus únicas frases: «Shirley era un pozo de memoria de un siglo de historia».

Hoy ofrecerá un concierto en el Principal junto a la Metal Machine Trio. Por cierto, las entradas están agotadas. Porque Lou es una estrella, aunque su simpatía sea cuestionable.