El montañero Juanito Oiarzabal, durante la rueda de prensa ofrecida para hablar sobre la última expedición al Annapurna. | Efe

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«Tolo, te vas a morir, ponte de pie y baja», le decía el montañero Javier Pérez al mallorquín Tolo Calafat para tratar de evitar su muerte a casi 7.600 metros de altura en el Annapurna, según ha relatado hoy junto a sus compañeros de expedición Carlos Pauner y Juanito Oiarzabal.

Los tres alpinistas han explicado las circunstancias en que Calafat murió en el fatídico pico del Himalaya y han relatado los intentos por rescatarle en una rueda de prensa ofrecida en Palma con motivo de su visita a la familia del compañero fallecido.

«En vez de estar llorando por Tolo y recordando lo que fue, estamos lanzándonos críticas sin mayor fundamento», ha lamentado Pauner en referencia a las polémicas sobre si él y Oiarzabal, que coronaron el Annapurna con el mallorquín el 27 de abril, hicieron todo lo posible por salvar su vida.

«Hemos hecho mucho más de lo que teníamos que hacer», ha declarado el montañero aragonés, mientras que Oiarzabal ha reiterado que «si alguien podía haber salvado la vida de Tolo eran los sherpas de la coreana (Miss Oh)», pero ha precisado que entiende que éstos no quisieran arriesgar sus vidas en el intento.

Pérez, que fue quien mantuvo el contacto con Calafat desde el campo base, ha contado que unas tres horas después de que hicieran cima Tolo le avisó por «walkie» de que detenía el descenso que llevaba a cabo junto a Sonam sherpa porque había «perdido la huella».

A partir de ahí, especialmente cuando tras la primera noche el sherpa que le acompañaba descendió hasta el campo donde estaban Oiarzabal y Pauner, la situación de Calafat fue empeorando hora a hora y Pérez insistió en intentar que reaccionara frente al agotamiento y trató de gestionar que un helicóptero ascendiera en su búsqueda, pero ambas cosas fueron imposibles, según ha narrado.

De acuerdo con el dato que obtuvo por GPS mediante su teléfono satélite, el mallorquín se quedó a 7.585 metros de altitud, mucho más arriba de donde pensaban tanto él como sus compañeros, en un lugar en el que «si te paras, estás muerto», ha indicado Pauner, quien ha subrayado que su compañero fallecido no sufrió un edema.

«Tolo se había vaciado sin darse cuenta, ni él no nosotros», ha incidido Pauner, que llegó junto con Oiarzabal a la cima del Annapurna (8.091 metros) diez minutos antes que Calafat, a quien recuerda «contento e ilusionado» tras conseguir su gran reto, ser el primer mallorquín en hollar la cima más peligrosa del Himalaya, lo que esperaba que le permitiera profesionalizarse como alpinista.

«Afortunada esa persona que tiene un sueño por el que luchar», ha dicho sobre Tolo Pauner. Como jefe de expedición, fue quien pidió a Dawa Sherpa que subiera a por el mallorquín el último día en que estuvo con vida tras fracasar el intento de que lo hicieran los sherpas que acompañaban a la coreana Oh.

A su juicio, Dawa es el verdadero héroe del intento de rescate, puesto que se jugó la vida ascendiendo con oxígeno y medicinas durante once horas en medio de una nevada hasta 7.900 metros para buscar a Calafat, a quien probablemente no encontró porque cuando pasó por la zona en que se había quedado ya estaba cubierto por la nieve, ha apuntado Pérez.

Tras seis horas de descenso, el sherpa nepalí logró retornar al campo cuatro, donde Pauner, Oiarzabal, el rumano Horia Colibasanu y Sonam Sherpa aguardaban tras retrasar su bajada al campo base con la esperanza de salvar a Tolo, lo que tampoco logró el helicóptero que pudo finalmente ascender para intentar «el rescate a mayor altura que ha habido en la historia del alpinismo», según ha manifestado el montañero aragonés.

En cuanto al intento fallido de que los sherpas de la expedición coreana, que cedió el oxígeno para Dawa, trataran de llegar hasta Calafat, Pauner ha dicho que «se puede pedir un esfuerzo para salvar una vida, pero no se puede exigir», mientras que Oiarzabal ha admitido que amenazó «veladamente» a Miss Oh para que forzara el rescate y que hubieran dado cualquier cosa por conseguirlo.

«He llorado mucho la muerte de Tolo y me han dado muchos palos por haberlo hecho», ha afirmado el alpinista vitoriano, que con 24 «ochomiles» en su historial se ha confesado tocado moralmente por el «daño casi irreparable» que le han causado las críticas por el accidente de Calafat, que ha atribuido a las envidias de algunos dentro del montañismo de Euskadi.

El jefe de la expedición ha hecho referencia también a los problemas que está poniendo la compañía aseguradora para hacerse cargo de los 21.600 dólares que costó el intento de rescate del helicóptero y ha expresado su confianza en que se resuelva esa situación.

En nombre de la familia del alpinista mallorquín fallecido, su amigo Toni Contestí ha agradecido entre lágrimas la solidaridad de todos los que han tenido un recuerdo para Calafat y el gesto que sus últimos compañeros han tenido con su viuda y sus hijos al desplazarse a Mallorca para traerles algunos objetos personales y contar cómo murió, según Oiarzabal, «en el lugar donde todo alpinista quisiera».