Varios iraquíes inspeccionan los cuerpos de algunas víctimas a las puertas de un depósito de cadáveres de Mahmudiya, al sur de Bagdad. | Reuters

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Varios atentados contra los progubernamentales Consejos de Salvación segaron ayer las vidas de 52 personas en distintos puntos de Irak, en una de las jornadas más sangrientas para esta milicia desde su formación en el 2006. El ataque más mortífero ocurrió en el pueblo de Al Balesem, al suroeste de Bagdad, donde al menos 43 personas murieron y otras 40 resultaron heridas en un atentado contra miembros de esa milicia tribal suní, informaron fuentes del Ministerio del Interior.

Un terrorista suicida, disfrazado con uniforme militar, hizo estallar un cinturón de explosivos adosado a su cuerpo al acercarse a un grupo de milicianos que estaban esperando para cobrar su sueldo en Al Balesem, en la zona de Al Raduaneya. Las fuentes indicaron que la mayoría de los fallecidos son miembros de los Consejos de Salvación y que entre las víctimas se encuentran también soldados del Ejército iraquí.

Consejos de Salvación

Los heridos, entre los que hay al menos dos militares iraquíes que eran los encargados de entregar la paga, fueron trasladados a los hospitales cercanos de Al Mahmudiya y Al Yarmuk. Los milicianos de los Consejos de Salvación han sido objetivo de numerosos ataques desde su creación en el año 2006, pero ninguno se había saldado con una cifra tan elevada de víctimas.

Por otro lado, en la provincia occidental de Al Anbar, otro suicida también disfrazado de militar detonó un cinturón cargado con explosivos en la sede de los Consejos de Salvación de la localidad de Al Qaem.

Además, al menos tres soldados iraquíes perdieron la vida y otros tres resultaron heridos cuando intentaban desactivar varios artefactos colocados en la casa de un integrante de un Consejo de Salvación en el pueblo de Al Zidan, cerca de Abu Graib, 25 kilómetros al oeste de la capital, según una fuente policial. Asimismo, un ex dirigente de esa milicia, identificado como Amer al Tamimi, y su hermano fallecieron por la explosión de un bomba lapa en el coche en el que se trasladaban también en la zona de Abu Graib.

Algunos de los terroristas suicidas pronunciaron proclamas del Corán y reivindicaban la acción en nombre de Al Qaeda.