La rapidez es esencial a la hora de tratar los síntomas. | Lesia Kapinosova

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El invierno trae consigo paisajes cubiertos de nieve y temperaturas bajas, pero también riesgos para la salud de nuestras mascotas. La hipotermia es una de las principales amenazas en esta época del año, especialmente para perros pequeños, ancianos o de pelo corto. Este trastorno se produce cuando el cuerpo del animal pierde más calor del que puede generar, haciendo que su temperatura corporal descienda a niveles peligrosos.

La temperatura normal de un perro oscila entre 38,3 y 39,2 °C. Cuando esta cae por debajo de 37,2 °C, aparecen los primeros indicios de hipotermia. Los síntomas pueden ser sutiles al inicio, como escalofríos o el tacto frío de las orejas, patas o cola. Si no se toman medidas, la situación puede agravarse, dando lugar a temblores intensos, letargo, encías pálidas o azuladas y, en casos extremos, pérdida de conciencia.

El comportamiento del perro también cambia: puede mostrarse desorientado, caminar con dificultad o emitir quejidos suaves, señales de que algo no está bien. Es importante actuar rápidamente cuando se detecten estas señales. El primer paso es trasladar al animal a un lugar cálido y seco, cubriéndolo con mantas o ropa para retener el calor. Sin embargo, nunca se debe recurrir a fuentes de calor directas, como calefactores, ya que pueden causar quemaduras o un aumento brusco de la temperatura, empeorando la situación.

Si los síntomas persisten o son graves, acudir al veterinario es fundamental. En las clínicas, los profesionales pueden administrar fluidos calientes por vía intravenosa y monitorizar la función cardíaca y pulmonar del animal para estabilizarlo. La recuperación dependerá de la rapidez con la que se actúe y del estado general del perro.

Prevenir la hipotermia es esencial. Durante los paseos invernales, se recomienda limitar el tiempo al aire libre, especialmente en días muy fríos, y equipar al perro con abrigos o suéteres adecuados. Asimismo, garantizar que el lugar donde descansa esté bien aislado del frío y libre de corrientes de aire es clave para mantener su bienestar.