La playa del Caló Roig es una de las más bonitas y tranquilas de Menorca. | Redacción Digital

Nuestras islas son un destino vacacional precioso para disfrutar en verano, multitud de visitantes lo demuestra cada año apostando por ellas como destino turístico. Muchas veces no apreciamos lo que tenemos cerca precisamente por tenerlo cerca, parece que lo lejano es más atractivo. Sin embargo, deberíamos plantearnos la posibilidad de hacer una escapada a cualquiera de ellas. Son muchos los motivos por los que apostar por las islas.

Precisamente la distancia entre ellas es uno de los motivos que favorecen dar un salto a cualquiera de ellas sin necesitar muchos días, aprovechando incluso un fin de semana, puesto que los trayectos son cortos.

Hay mucho por descubrir en unas islas que presentan personalidades bien diferentes. Por todos es conocida la Isla Blanca; Ibiza apenas necesita presentación, su forma de vida y sus archiconocidas fiestas estivales la han llevado alrededor del mundo. Discotecas con nombre propio traen cada año numerosos turistas atraídos por la fiesta nocturna, sin embargo la mayor de las Pitiüses esconde mucho más tras de sí. Su emblemático casco antiguo, el recinto amurallado de Dalt Vila, fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1999; cargado de historia y vestigios de las culturas que han pasado por la isla, bien merece una visita y, si pueden escoger fecha, a mediados de mayo se celebra su fiesta medieval en la que las calles de Dalt Vila se trasladan al medievo convirtiéndose en un gran teatro al aire libre poblado de juglares, artistas, domadores de aves, artesanos, orfebres, mercaderes de especias, bailarinas, que convierten Dalt Vila en un vibrante espectáculo que mezcla colores, olores y sabores.

Eivissa

Formentera, la menor de las Pitiüses, es de esos lugares que enamoran a primera vista; la tranquilidad irradia en las calles de sus coquetos pueblos y en la vida de sus gentes. El punto fuerte de esta pequeña isla del mediterráneo: sus playas en las que, como salidas del paraíso, destaca la blanca arena y sus aguas cristalinas.

La vecina Menorca quizás es una de las grandes olvidadas, tal vez por su discreción, lo que hace sorprender gratamente al visitante cuando la conoce. En el mes de junio acoge una de las fiestas populares más multitudinarias del archipiélago; Sant Joan se ha convertido en un auténtico reclamo turístico con el caballo como principal protagonista. Sin embargo, si se huye de las aglomeraciones y prefiere un turismo más tranquilo, Menorca ofrece infinidad de alternativas, un ejemplo es el Camí de Cavalls, un sendero que entrecorta Menorca por la costa y que se puede recorrer a pie, en bicicleta o a lomos de un caballo.

Cómo llegar:

Viajar entre las islas es fácil, cómo y rápido. La compañía naviera Baleària ofrece múltiples horarios para viajar a Ibiza y Menorca. Si tu destino es Formentera, también cubren la ruta y puedes reservar tu billete desde Mallorca para agilizar el proceso y ahorrar colas. Consultar horarios y tarifas en www.balearia.com

Paisaje en el Camí de Cavalls