Rusia enterró ayer a las primeras víctimas.

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AGENCIAS-MOSCÚ Un gas relacionado con el opio y no un agente neurotóxico pudo ser el utilizado por las autoridades rusas en el teatro de Moscú donde rebeldes chechenos mantenían a más de 800 rehenes, dijo ayer un portavoz de la embajada de Estados Unidos. Unos 115 rehenes murieron, aparentemente, por los efectos del gas.

Las autoridades rusas se han negado a identificar el agente activo en el gas, utilizado para neutralizar a los rebeldes, que amenazaban volar el edificio con explosivos atados a sus cuerpos si el ejército ruso no abandonaba Chechenia.

«Una embajada occidental en Moscú hizo que sus médicos examinaran a rehenes sobrevivientes y llegó a la conclusión de que el agente a que estuvieron expuestos parece consistente con un opiato y no con un agente neurotóxico», dijo el portavoz.

Lo que ha criticado el embajador estadounidense, Alexander Vershbow, ha sido el secretismo de las autoridades rusas, que según él pudo contribuir a aumentar el número de víctimas mortales. Como otras embajadas occidentale en Moscú había solicitado información sobre el gas usado, peró sólo ha recibido hasta el momento información preliminar sobre sus efectos. Las conclusiones ofrecidas por la delegación estadounidense se basan en la exploración médica de alguno de los supervivientes.

Por otra parte, cuatro personas murieron por heridas de bala además de los 41 durante el asalto, según indicó el fiscal de Moscú, Mijail Avdiukov, precisando que en total 45 personas murieron por disparos, entre rehenes y terroristas. Además, de los secuestradores, otras cuatro personas fallecieron como consecuencia de las heridas de bala sufridas. Estas personas son Olga Romanova, la joven que intentó entrar en el teatro el miércoles por la noche, dos rehenes abatidos por el comando antes del inicio del asalto en la madrugada del viernes al sábado y un hombre no identificado, del que se sospecha que es miembro del comando, explicó el fiscal.