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Tal como se había previsto desde el principio de legislatura y en cumplimiento del Pla Energètic y del acuerdo entre el Govern de les Illes Balears y la compañía Gesa-Endesa, la central eléctrica de Sant Joan de Déu, en el Coll den Rabassa, cerrará mañana con la paralización de sus grupos electrógenos tras décadas de funcionamiento y de problemas con los vecinos. La central ya inició su proceso de desmantelamiento en enero del año pasado con la baja de servicio de tres de sus cinco grupos electrógenos iniciales.

Mucho se ha discutido en los últimos años sobre el cese en la actividad y funcionamiento de estas instalaciones, vieja reivindicación de los vecinos del Coll den Rabassa, cala Gamba, cala Estància y can Pastilla por las molestias, principalmente ruidos y humos, que siempre ha ocasionado. Incluso el Parlament balear aprobó una propuesta en este sentido. El conseller d'Innovació i Energia, Príam Villalonga, ha reiterado que el desmantelamiento de Sant Joan de Déu será total y que el espacio que deje libre no quedará en reserva para proceder a instalar nuevos grupos electrógenos en caso de emergencia energética.

Sin embargo, los vecinos de la zona nunca han acabado de creerse estas afirmaciones del conseller y aseguran que el Pla Energètic prevé esa zona de reserva y que, por tanto, el desmantelamiento no tiene carácter definitivo. Como se recordará, los residentes en el Coll den Rabassa y can Pastilla han protagonizado diversas protestas y movilizaciones para reclamar el cierre de la central, a lo que han unido su rechazo a que el gasoducto previsto por el Govern llegue a Mallorca, procedente de Eivissa y València, precisamente por Sant Joan de Déu.