Murallas de la Palma musulmana.

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Para adivinar la Palma del futuro es imprescindible conocer su pasado. La Biennal de Pensament arrancó este lunes con un viaje en el tiempo a la Ciutat de 123 a a.C., de la mano del arquitecto e ingeniero Carlos García-Delgado, que impartió la conferencia Las raíces de Palma, dos mil años de vida urbana en el Museu Fundació Juan March. «Palma, una de las pocas ciudades que aún conserva su nombre romano, era un pequeño campamento militar ubicado en la Almudaina», explicó el conferenciante. Luego pasó a llamarse Madina Mayurqa en la época musulmana y después de la conquista se rebautizó como Ciutat de Mallorca, en el siglo XVIII recuperó su nombre original.

El rastro de la Palma romana, que contaba con 3.000 habitantes en su inicio, puede seguirse en «los rasgos geométricos del trazado urbano del Casc Antic. Los romanos primero trazaban las calles y luego construían las casas. La ciudad medieval era más caótica y primero construían las viviendas y con el espacio que sobraba, abrían las calles», dijo el arquitecto.

Imagen actual de Palma con un gráfico que muestra la ocupación original del campamento romano
Imagen actual de Palma con un gráfico que muestra la ocupación original del campamento romano.

La parte de las torres de la fachada de la Almudaina mantiene aún la muralla original romana. «Cuentan con arcos de 90 grados exactos y existen coincidencias en otros puntos de la ciudad. Algunos de estos restos están metidos en casas». La ciudad se amplió hasta el año 470 fuera de las murallas romanas y su huella se percibe en la zona del bar Bosch, donde había un teatro romano, tal y como descubrió el arquitecto Luis Moranta. Tras la caída del Imperio Romano hubo un abandono de la ciudad que luego ocuparon nuevos habitantes procedentes del norte de África y el sur de España. «En el año 900, con el Califato de Córdoba, Medina Mayurqa se convirtió en una de las ciudades marítimas más grandes del Mediterráneo junto con París, Constantinopla, Venecia y Palermo. Y estaba a la par de Córdoba, Sevilla, Granada y Toledo», incidió García-Delgado. El casco histórico de Palma es «el más grande de Europa», lo que demuestra su importancia en aquella época.

En 1229 se inició la conquista cristiana. «Medina Mayurqa tenía 20.000 habitantes. Había también una colonia judía muy importante y seguramente cristianos también», dijo el arquitecto. Del pasado árabe «queda aún mucha huella, como el trazado de las calles en el Casc Antic». La ciudad absorbió esos restos, como la puerta árabe y la torre que aún se conserva en el Convento de las Jerónimas o en «retazos embebidos en las casas». La Almudaina es el caso más paradigmático y la Seu se construyó sobre la mezquita: «es la única catedral que mira hacia la Meca». «Palma no es cualquier cosa: hasta el siglo XIX fue más grande que Barcelona», dijo García-Delgado, que destacó la abundancia de palacios y casas señoriales. Así se resumen 2.000 años de esplendor palmesano.