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Las pruebas de ADN al cadáver hallado el pasado domingo en Eivissa tardarán «varias semanas», según han confirmado fuentes de la Guardia Civil. Estas pruebas son las que determinarán si los restos son del cura de Ampuero, Adolfo Linares, o de un hombre italiano que, al igual, que el párraco cántabro desapareció este año en la isla balear.

Y es que el cuerpo --que se corresponde con un varón-- se encuentra en avanzado estado descomposición, por lo que llevaba muerto «varios meses».

De momento, se ha practicado la autopsia, que no ha arrojado datos sobre la identidad de la persona muerta, según las mismas fuentes.

El cadáver fue hallado el pasado domingo en un camino por uno senderistas que observaron varios perros mordisqueando un bolsa de plástico, en cuyo interior se encontraban los restos humanos.

Aunque en un principio se pensó que el cuerpo podía haber sido descuartizado, ya que se había encontrado una pierna separada del resto, luego se comprobó que habían sido los propios canes quienes lo habían desmembrado.

Tras el hallazgo, los restos mortales fueron trasladados a Madrid, al laboratorio de la Policía Judicial, donde se ha practicado la autopsia y se han extraído muestras de ADN para cotejarlo con el de los desaparecidos.

El lugar donde apareció el cadáver «no es significativo» para determinar si se corresponde con el cura de Ampuero o con el hombre italiano.

El rastro de Linares se perdió a principios de julio en un acantilado de Ibiza, al que supuestamente llegó en una moto que había alquilado previamente para recorrer la isla. En concreto, el vehículo fue localizado el 7 de julio en un área conocida como El Calvario. Tres días después, el 10, estaba prevista la llegada del sacerdote al aeropuerto de Bilbao, algo que no se produjo.

Al principio la búsqueda se concentró en las inmediaciones del acantilado donde apareció la moto, pero posteriormente se amplió a toda la isla, y se trató de localizarle por tierra, mar y aire.