Dani Mildner. | Alejandro Sepúlveda

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Dani Mildner, mallorquín de 16 años y padres canadienses, intentó atajar una agresión de un joven a su chica, el viernes pasado, en un vagón de la línea M2 del metro Palma-Marratxí. El maltratador le propinó un puñetazo a la altura de la sien que el adolescente consiguió bloquear, pero en milésimas de segundo le mordió la cara. «No me soltaba, lo tuve que apartar metiéndole los dedos en los ojos», recuerda Dani. «No me siento un héroe, actué como cualquiera debería haber hecho. Volvería a interponerme, sí, seguro».Bren Mildner, padre de Dani «estoy orgulloso de mi hijo, yo hubiera hecho lo mismo», dijo sonriente al tiempo que le abrazaba.

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El viernes, Dani esperaba al tren de las seis y veinte en la Estación Intermodal de Palma para asistir a su clase de taekwondo. Vio a una chica que lloraba mientras su novio le insultaba y golpeaba en las costillas. «Ella le recriminaba que siempre le estaba pegando», cuenta el adolescente. El agresor trataba de introducirle la mano en los pantalones y ella lo impedía. Cuando el tren llegó, los tres subieron en el mismo vagón. «Tenía que hacer algo», apunta Dani. «Al principio pensaba: ‘soy un tío grande, si va muy mal, alguien me ayudará’». Nadie lo hizo, hasta el final , pese a que en el tren había cerca de 20 personas. Ante la pasividad de los pasajeros, Dani decidió intervenir. «Le dije: ‘¿Qué estás haciendo? No eres un hombre, estás pegando a una chica’».
El maltratador le atacó primero con un puñetazo y después mordiéndole. «Tenía un montón de sangre por todo. Estaba un poco perdido, pero logré parar varios golpes hasta que caí al suelo».

«Sólo espero que la policía lo encuentre», concluyó Dani.