Fernando Niño y Correa celebran el tanto que marcó el uruguayo. Foto: TOMÁS MONSERRAT.

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1 MALLORCA: Leo Franco; Cortés, Niño, Lussenhoff, Poli (Lussenhoff, min. 76): Correa (Perera, min. 72), Marcos, Colsa, Nené; Eto'o y Bruggink (Raúl Martín, 53).
0 VALLADOLID: Bizarri; Torres Gómez, Jonathan, Julio César, Marcos; Sales, Oscar, Jesús, Zapata (Losada, min. 73); Sousa (Chema, min. 73) y Makukula.
GOLES:
1-0, min. 15: Correa.
ÀRBITRO:
Muñiz Fernández, del colegio asturiano. Amonestó a Correa, Niño y Leo Franco del Mallorca; a Marcos, Torres Gómez, Zapata y Jonathan del Valladolid.
INCIDENCIAS:
Unos 12.000 espectadores en el estadio Son Moix. En el precalentamiento, el mallorquinista Alejandro Campano sufrió una sobrecarga y causó baja. Su puesto fue ocupado por el holandés Arnold Bruggink.

Carlos Montes de Oca
El Mallorca continúa creciendo. Luis Aragonés ha contagiado al grupo su espíritu ganador y el equipo se ha acostumbrado a la sonrisa. Ni siquiera necesita jugar bien para amarrar el triunfo. Ayer, como sucediera ante Real Sociedad, Copenhague o Betis, le concedió a su rival una cantidad indecente de ocasiones, pero ganó gracias a un gol de oportunismo de Correa al cuarto de hora. Después llegó el sufrimiento bermellón, la presión de un rival rebelde y un final que mantiene al Mallorca como el equipo más en forma de la Liga, con cinco triunfos consecutivos y apuntando ya a la Liga de Campeones.

De la victoria mallorquina se extraen varias consecuencias interesantes. Una de ellas, y quizás la más sorprendente, es que el equipo ganó sin que su estrella tuviera su día. Samuel Etoo está atravesando por una preocupante racha de escasa inspiración y desacierto contumaz. Ayer jamás encontró su sitio, perdió balones de forma incomprensible y apenas lo intentó. Tampoco compareció Campano, el hombre del momento, por una inoportuna lesión en el calentamiento, ni el renqueante Txomin Nagore.

Ante este panorama, el Mallorca apeló al oportunismo de Correa, la magia de Nené, los reflejos de Leo Franco y el juego de cuello de su pareja de centrales, Fernando Niño y Federico Lussenhoff, que amargaron la noche al gigante Makukula.

El Mallorca abrió el partido con más empaque que su rival. Se alió con la pelota y fue creciendo poco a poco. Colsa dirigió el tráfico con sentido y Nené se adueñó de su banda. Con tres córners en los primeros cinco minutos, la tarde tenía buena pinta. Al cuarto de hora, el Mallorca abrió la lata. Nené recibió de Poli, regateó a Torres Gómez con un quiebro, sacó a paseo su diestra e hizo volar a Bizzarri. El portero argentino despejó al centro y Correa, atento a la acción, puso el pie para firmar su cuarto gol en el torneo.

Pero el Mallorca se deshizo tras esa acción. Aflojó en la presión y ofreció huecos y espacios a los delanteros rivales. Su bajada de tensión resucitó al Valladolid. Vázquez ordenó adelantar su línea defensiva e intentó apretar más arriba. El grupo isleño perdió el equilibrio y la fluidez tan deseados por Luis y el partido se abrió.

El Valladolid le dio ritmo al choque y puso en apuros a Leo Franco. Sales era un extremo peligroso, Jesús tenía mando en plaza y sólo la negación goleadora de Makukula impedía el gol pucelano.

La ocasión forastera más clara llegó a la media hora, cuando Lussenhoff despejó bajo los palos un chut de Zapata. También merodearon el gol Sousa, Óscar, Zapata, de nuevo Óscar...

En la segunda parte se acentuó el dominio pucelano. Ahora un centro de Marcos, después un pase de Fernando Sales, que le amargó la tarde a Poli, más tarde una parada de Leo... Luis movió piezas y metió en la arena a Raúl Martín, Jesús Perera y Javier Olaizola.

Los últimos minutos fueron de ida y vuelta. Con el Valladolid volcado, el Mallorca disfrutó de sus ocasiones más claras en los pies de Raúl Martín y Jesús Perera, que tiraron al muñeco e impidieron una victoria más amplia que, visto lo visto, no hubiera sido justa.

Alejandro Campano se lesionó en el calentamiento previo al encuentro y fue reemplazado por el holandés Arnold Bruggink, que fue el recurso de urgencia que utilizó Luis Aragonés. El centrocampista sevillano, que había marcado cuatro de los cinco últimos goles del Mallorca, sufrió un problema muscular, por lo que Correa actuó en banda derecha. La inclusión de Bruggink en el once inicial obligó al cuerpo técnico a recurrir al centrocampista uruguayo Martín Ligüera, que estaba en la grada, para completar la convocatoria. Por su parte, Nagore no se recuperó de su golpe.