Favour vive con sus cuatro hijos en València sin calefacción en casa | PABLO MARTÍ-DIODO MEDIA/SAVE THE CHILDREN

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Más de 103.000 niños y niñas residentes en la Comunitat Valenciana no pueden permitirse tener en casa una temperatura adecuada en invierno, según los datos de la última Encuesta de Condiciones de Vida y el análisis que ha realizado Save the Children sobre cómo afecta la pobreza energética en las familias con hijas e hijos.

En todo el Estado, solamente el 16% de los hogares españoles en los que se pasa frío en invierno y no pueden pagar las facturas de la luz y el gas cuenta con el apoyo del bono social. Eso en un contexto en el que 4,5 millones de personas abonan sus facturas con retraso por dificultades económicas y más de 6,7 millones no pueden mantener su casa a una temperatura adecuada. Además, el 13,1% de niñas, niños y adolescentes vive en estos hogares, advierte la ONG.

Así, la organización denuncia que bono social «no está llegando a todas familias que lo necesitan». A diferencia de los hogares constituidos solo por personas adultas, las familias con hijos o hijas a cargo afrontan más situaciones de endeudamiento, ya que priorizan su bienestar. Mientras que para el gasto desproporcionado destacan los hogares monoparentales, las familias numerosas tienen un riesgo mayor de verse en una situación de pobreza energética escondida, es decir, que infrautilicen la energía, explican en un comunicado.

Ejemplo de esta situación es el de Favour, que vive en València con sus cuatro hijos pequeños y los tiene que sacar adelante ella sola: «No tengo calefacción, porque consume mucho. Con lo que gano pago el alquiler y las facturas, y me queda poco para comer», cuenta. Sin embargo, tiene facturas de la luz pendientes y debe unos 500 euros, que no ha podido pagar. Contra el frío en casa, únicamente les queda una solución a día de hoy: «Nos ponemos chaquetas y nos abrigamos. Tenemos mantas y nos tapamos», añade.

El retraso en el pago de las facturas de la luz es también algo normalizado en las familias que se encuentran en esta situación: cerca de 475.000 personas en la Comunitat Valenciana viven en hogares que no están al día en el pago de facturas de suministros de la vivienda, según los últimos datos oficiales. Cuando estos hogares cuentan con niños y niñas la situación empeora, ya que priorizan su bienestar o su alimentación por delante del pago de facturas.

«En nuestro trabajo diario con niños, niñas y sus familias vemos cómo no para de crecer el número de hogares que no ponen la calefacción en invierno por no poder pagar la factura o que la ponen menos de lo que deberían para evitar pagar facturas que no pueden asumir. Dos situaciones en las que, al final, siempre sale perdiendo el colectivo más vulnerable: la infancia», asegura el director de Save the Children en la Comunitat Valenciana, Rodrigo Hernández.

Desde Save The Children recalcan que el impacto que la pobreza energética tiene en la infancia y la adolescencia es «desproporcionado, especialmente en los primeros años de vida, ya que los niños y las niñas pasan más tiempo en casa que los adultos».

"hacer los deberes con el abrigo puesto"

«Cuando hablamos de familias en situación de pobreza energética en invierno hablamos de niños y niñas que no pueden ducharse muchas veces con agua caliente, que tienen que taparse con mantas a todas horas para no pasar frío o que tienen que hacer los deberes con el abrigo puesto», asevera Hernández.

La organización alerta también que la pobreza energética afecta, no solo a la salud física de los niños y niñas, con consecuencias asociadas a problemas respiratorios y al aumento de visitas al hospital, sino también a la salud mental de la infancia y la adolescencia.

«Vivir en hogares con deudas y una preocupación constante de si se podrán permitir pagar las facturas pueden provocar problemas de estrés y salud mental entre los miembros de la familia, incluidos los niños, niñas y adolescentes», subraya el director territorial.

En cuanto a las consecuencias en la educación, varias investigaciones han demostrado que la pobreza energética puede estar asociada al absentismo escolar y a un peor rendimiento en el colegio, junto con situaciones de acoso, estigma y aislamiento.

Además, existen otros efectos de la precariedad energética, como la falta de seguridad en algunas viviendas para tratar de mantener la casa caliente. Incendios y otros accidentes pueden poner en riesgo la vida de toda la familia debido a conexiones irregulares a la red de suministro o bien por el uso de método alternativos para calentarse o iluminarse, como velas y braseros. Los niños y niñas son víctimas especialmente propicias a estos accidentes.

Medidas efectivas

En su análisis, Save the Children lista algunas medidas clave a nivel Estatal como, por ejemplo, convertir en permanentes las ayudas temporales de emergencia; reformar el bono social para que este se otorgue automáticamente a las familias que se encuentran bajo el umbral de la pobreza, independientemente del tipo de compañía con la que hayan contratado el bono social, y que en el umbral de acceso para las familias con hijos e hijas a cargo se tenga en cuenta el coste de vida en cada territorio, así como crear espacios en los que se tramiten todas las cuestiones informativas y de prestación relacionadas con la provisión de energía.

La organización valora el escudo social energético puesto en marcha por el Gobierno, aunque considera que «se puede hacer más para conseguir que las familias puedan hacer frente a las olas de frío que estamos viviendo estos días».

En el ámbito autonómico, la organización propone mejorar la eficiencia energética de las viviendas, priorizando a los hogares en situación de vulnerabilidad en los que vivan niños y niñas e implementar ayudas para combatir la pobreza energética, como son la prohibición de cortes de suministro a las familias con hijos e hijas a cargo en riesgo de pobreza o exclusión social, o el establecimiento de oficinas de asesoramiento energético a escala municipal.