TW
0

S.Q. Sólo estas iniciales impresas en plata en la batería vistieron el escenario en el que los Status Quo ofrecieron su concierto en el Palma Arena, al que se calculó un aforo de entre 1.500 y 2.000 asistentes. Se llenaron especialmente las localidades VIP, para disfrutar en silla. Fue lo que podríamos denominar un concierto en la intimidad en el que el público se acercó todo lo que pudo al escenario y disparó sus cámaras de fotos.

La experiencia es un grado y ellos lo dejaron claro. Se dice que los rockeros nunca mueren, y así lo demostraron. Al menos hasta el cierre de esta edición no necesitaron artificio alguno para conseguir la máxima respuesta del público. Sólo su rock'n'roll.

Diez años más viejo que la última vez que le vimos en concierto en Palma, un Francis Rossi con la misma fuerza que entonces apareció sobre el escenario y en ese mismo momento el público ya se rindió a su liderazgo. Y eso que hace poco se cortó la coleta, uno de los rasgos característicos de su imagen que le ha acompañado en los últimos 35 años.

Pese a ello, siguió fiel a su camisa blanca y chaleco azul oscuro, que se quitó al segundo tema. Como también a Caroline, una de sus canciones predilectas con la que abrió el repertorio. Ya desde esta primera composición el público se entregó. A Caroline seguirían algunos de los grandes éxitos de la legendaria banda británica como The wanderer, Rain, Don't drive my card o Mean girl con los que Rossi, alternándose con Rick Parfitt, consiguieron hacer bailar hasta a los entrados en canas en el Palma Arena, que no eran pocos.

El repertorio previsto era para todos los gustos. Desde la tranquilita Living on an Island, Down Down, al bailongo y archiconocido Whatever You Want, y cómo no, su gran himno, el Rocking all over the world. Por descontado, In the Army Now también tuvo su momento a lo largo de la actuación.

Fue una noche en la que, como buena banda de rock, que tras cuarenta años todavía se divierte con lo que hace, regaló al público, entre temazo y temazo, algunos momentos geniales en los que todos demostraron la virtuosidad con sus instrumentos. La de ayer resultó una velada excelente para cerrar el verano musical.