Preparativos en los colegios electorales. | LISI NIESNER

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Este jueves están llamados a votar unos 46 millones de británicos en las elecciones generales.

Los dos principales candidatos a jefe de Gobierno son el actual primer ministro, el conservador Boris Johnson, que convocó estos comicios de manera anticipada -pues estaban programados oficialmente para 2022-, y el líder del opositor Partido Laborista, Jeremy Corbyn.

Los conservadores de Johnson lograrían la mayoría absoluta en Reino Unido, según los sondeos a pie de urna

El Partido Conservador del primer ministro de Reino Unido, Borish Johnson, se habría hecho con la mayoría absoluta en las elecciones generales celebradas este jueves en el país, según los sondeos a pie de urna.

Según las informaciones recogidas por la cadenas de televisión británica BBC, ITV y Sky News, el Partido Conservador se haría con 368 escaños, mientras que el Partido Laborista, liderado por Jermy Corbyn, lograría 191 escaños.

Por su parte, el Partido Nacional Escocés (SNP) obtendría 55 escaños, los liberaldemócratas se haría con trece, Plaid Cymru con tres y Los Verdes con uno. El Partido del Brexit no habría logrado representación.

En las elecciones, los electores británicos elegirán a 650 diputados que representarán a sus circunscripciones en la Cámara de los Comunes, basándose en un sistema en el que el candidato más votado en cada circunscripción se hace con el escaño.

Johnson ha hecho así buenas las previsiones, que le daban como favorito en la cita con las urnas, a las que ha concurrido con su apuesta de completar cuanto antes el proceso del Brexit.

Corbyn aspiraba a dar la sorpresa en unos comicios que son los terceros celebrados en Reino Unido en cinco años y los primeros en diciembre desde 1923.

La resolución de la parálisis del Brexit y la reconstrucción de la vilipendiada confianza en el tejido político e institucional británico constituyen los retos más inmediatos que aguardan al primer ministro que saldrá de las generales en Reino Unido, una votación trascendental para el futuro de la segunda economía europea que, sin embargo, ha estado marcada por un descrédito que sintetiza uno de los años más convulsos de la historia reciente.

Los dos desafíos se retroalimentan y comparten tronco común. La activación del artículo 50 del Tratado de Lisboa el 29 de marzo de 2017 había marcado la cuenta atrás de dos años para la salida de la Unión Europea, pero la fecha llegó y el divorcio no se había materializado.

Para un sector de la sociedad, la demora, generada por el desacuerdo en el Parlamento, suponía una traición al resultado del referéndum de 2016, mientras que para los partidarios de la continuidad en el bloque, se convirtió en la oportunidad de oro para detener el Brexit.

La radicalización entre ambos se transformó en endémica y la fractura se trasladó a todas las esferas de la vida política e institucional, manifestándose en una especialmente virulenta animadversión contra el sistema en general y Westminster en particular.

La desafección provocada en la ciudadanía ha quedado patente en estos comicios, que no han logrado despertar el entusiasmo presupuesto para una votación que, esencialmente, supone reabrir el debate del plebiscito de hace tres años y medio.

De ahí que la tarea competa ahora al gobierno que arrojen las urnas, sobre todo, si se confirman las encuestas y el candidato a la reelección, el conservador Boris Johnson, obtiene la ansiada mayoría absoluta.

Como padrino de un divorcio que había decidido apoyar cuando se anunció, en febrero de 2016, el 'premier' es el padrino moral de un proyecto que ha mantenido paralizada la agenda doméstica y que todavía tiene que demostrar que constituye la panacea que sus patrocinadores preconizaban. 

Johnson, además, tiene también mucho que decir acerca de la falta de credibilidad de los ciudadanos en su clase política. Su premisa para convocar las generales establecía que eran la única alternativa al bloqueo del Brexit por parte de la Cámara de los Comunes. El alegato, no obstante, parte de una falacia, puesto que los diputados habían aprobado en octubre, por primera vez, un acuerdo para abandonar la UE, precisamente el del 'premier', lo único que demandaban era más tiempo.

Tampoco ayuda que hubiese basado su carrera hacia el liderazgo conservador y sus primeros cien días en el poder en una promesa, materializar la ruptura a final de octubre, que acabaría quebrando, ni que durante las semanas de campaña haya jaleado el 31 de diciembre de 2020 como el nuevo plazo de referencia en el que tendrá todo preparado para iniciar la travesía en solitario.

Su munición electoral, de hecho, se basa en una cadena de argumentos cuestionables. Su mantra 'Materialicemos el Brexit' vende que el 31 de enero, fecha actual para la salida, tras tres rechazos, el proceso quedará zanjado, cuando tan solo pasará a una nueva fase, la más complicada: la del establecimiento de la futura relación.

Pero lo más dudoso es la garantía reiterada 'ad nauseam' de que el proceso estará listo a final del año que viene, una aspiración que tanto la UE, como precedentes anteriores, se han encargado ya de disputar. Como consecuencia, de lograr mantenerse en el cargo, Johnson podría ver cómo el optimismo infundado con el que intentó alentar a un desencantado electorado se vuelve en su contra en la coyuntura más difícil, puesto que habría agotado la baza del adelanto electoral como revulsivo.  

La vocación desplegada en los poco más de cuatro meses que ha pasado en el Número 10 ante la división en la calle podría ser meramente el resultado de la precaria situación que había heredado, con un dividido grupo parlamentario y en minoría. Sin embargo, la perniciosa retórica 'El Pueblo contra el Sistema' con la que afrontó las generales suscita suspicacias acerca qué 'premier' querría ser si los ciudadanos le otorgan la confianza, el líder de una administración inclusiva, o el férreo dirigente que aspira a la homogeneidad interna.

El peligro que Johnson semeja no tener en cuenta es que este severo menoscabo de la confianza en el tejido político e institucional afectará a quien adquiera el derecho a permanecer en Downing Street durante cinco años. El legado de esta retórica oportunista con la que en 2019 ha intentado recabar el máximo rédito en las urnas podría cronificar la toxicidad que ha infectado la cuenta atrás electoral y dictar la tónica del próximo lustro.

Con todo, de su campaña ha sorprendido la resistencia de la derecha, ya que tras casi una década de gestión caracterizada por la austeridad, los conservadores han demostrado capacidad de avance, en lugar de la inevitable erosión que generalmente provoca el desgaste en el poder. Independientemente de que la demoscopia acierte con la hegemonía, lo que resulta prácticamente indudable es que esta jornada ganarán, un desenlace que obliga a analizar el mapa ideológico de un país reformulado de raíz por el Brexit.

Una victoria por mayoría absoluta permitiría a Johnson presentar su órdago electoral como un golpe maestro, pero la realidad en las últimas semanas ha evidenciado la indolencia se ha instalado en una ciudadanía que se considera abocada a elegir entre la menos mala de dos opciones similarmente decepcionantes: el 'premier' no gusta particularmente, pero su rival laborista, Jeremy Corbyn, es incluso menos popular, lo que limita la disyuntiva a dos perfiles abiertamente cuestionados que ofrecen panoramas contrapuestos y que ni siquiera imbuyen credibilidad.

El último sondeo electoral difundido en el Reino Unido predice una victoria del Partido Conservador de Boris Johnson en las elecciones de este jueves, pero alerta de que un 25 % del electorado dice estar aún indeciso.

La encuesta, realizada por Ipsos MORI a 2.200 adultos entre el 8 y el 11 de diciembre para el periódico «Evening Standard», otorga a los conservadores un 44 % del voto, frente al 33 % de los laboristas de Jeremy Corbyn.

El Partido Liberal Demócrata, el único de los nacionales que propone revocar el Brexit o salida británica de la Unión Europea, obtiene un 12 % del sufragio, mientras que el Partido Verde gana un 3 % y un 2 % el Partido del Brexit, cuyo apoyo se ha trasladado a los tories.

Sin embargo, uno de cada cuatro encuestados, equivalente al 25 % del electorado, confesó que podría cambiar de opinión en el último momento, lo que modificaría esa proporción del voto.

Según el sondeo, en principio el último previo a las elecciones, los laboristas mantienen una ventaja de 26 puntos porcentuales entre los jóvenes de entre 18 y 35 años, pero los tories lideran con 37 puntos porcentuales más entre las personas, sobre todo hombres, de más de 65 años.

Un 43 % de los encuestados dijo que Johnson, que aspira a obtener una mayoría absoluta para ejecutar el Brexit el 31 de enero, sería el mejor primer ministro británico -dos puntos menos que la semana pasada- y un 29 % prefiere al socialdemócrata Corbyn.

Unos 46 millones de ciudadanos están llamados a votar en los comicios generales anticipados convocados para este 12 de diciembre en el Reino Unido por el primer ministro y líder conservador, Boris Johnson, que llegó al poder en julio sin pasar por las urnas.

De momento se han registrado largas filas en algunos colegios electorales, lo que podría indicar una alta participación en estas elecciones, marcadas por una tensa campaña dominada por el Brexit y la confrontación ideológica entre tories y laboristas.

Al cierre de los colegios, a las 22 GMT, se conocerán los datos de la encuesta oficial a pie de urna auspiciada por varias emisoras, entre ellas la BBC, que dará una idea del reparto de votos, mientras que el resultado de los comicios se perfilará alrededor de las 6 GMT del viernes.

Los resultados de las elecciones del Reindo Unido no se conocerán hasta mañana viernes. 

Los primeros datos que se conocerán de este proceso serán a las 22:00 GMT, correspondientes a una encuesta a pie de urna. En tres de las últimas cuatro elecciones, esta encuesta ha coincidido con el resultado en líneas generales, aunque con cierto margen de error sobre el número real de escaños.

La mayoría de las circunscripciones electorales comienzan a contar los votos inmediatamente después de que las urnas cierren a las 22:00 GMT. Los resultados de las dos primeras circunscripciones suelen estar disponibles a las 23:00 GMT, y los demás en la madrugada del 13 de diciembre. La gran mayoría se sitúa entre las 2:00 y las 3:00 GMT.

El escrutinio final tiene que estar a lo largo del 13 de diciembre.

El líder laborista, Jeremy Corbyn, la dirigente del Partido Liberal Demócrata, Jo Swinson, y la ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, votaron este jueves en sus distritos electorales en los comicios generales adelantados que se celebran en el Reino Unido.

Previamente lo había hecho también, a las 8:15 GMT, el primer ministro británico, el conservador Boris Johnson, en el barrio de Westminster, cercano a su residencia de Downing Street.

El líder tory acudió a depositar su papeleta junto con su perro a un colegio electoral habilitado en el Centro Metodista de Westminster, rompiendo la tradición seguida por previos jefes del Ejecutivo de este país, alejado de la circunscripción de la que es diputado, Uxbridge and South Ruislip.

Por su parte, Corbyn, que presenta en estos comicios un programa radical de reformas sociales y económicas, lo hizo en el barrio de Islington, al norte de Londres, donde reside y donde es diputado, acompañado de su esposa, Laura Álvarez, en el colegio electoral habilitado en una escuela de primaria sobre las 9:25 GMT.

A su llegada le esperaba un grupo de personas, y una de ellas, disfrazada de uno de los personajes del popular programa infantil Barrio Sésamo, trató sin éxito de acercarse al veterano político si bien fue retenida por personal de seguridad. El incidente provocó que Corbyn se dirigiera a los congregados para pedirles que «dejaran por favor las discusiones».

También la líder de los «libdem», Jo Swinson, que se ha comprometido a cancelar el Brexit si llega al poder, depositó su voto en Glasgow (Escocia), en compañía de su marido, Duncan Hames, al igual que la ministra principal escocesa, la independentista Nicola Sturgeon, que también votó en esa misma ciudad junto a su esposo, Peter Murrell.

Con estos comicios anticipados, Johnson ambicionaba obtener una mayoría absoluta con la que poder ejecutar su plan de Brexit, con el acuerdo negociado con Bruselas, según el calendario acordado del 31 de enero.

Un reciente y exhaustivo sondeo de opinión difundido ayer por la firma YouGov no dio por segura una mayoría tory y mostró, en cambio, un acortamiento entre la ventaja del Partido Conservador y los laboristas -con apoyos del 43 y 34 % respectivamente-.

En el momento de la disolución del Parlamento el pasado noviembre, los tories tenían 298 escaños en una cámara baja de 650, frente a los 243 del Partido Laborista, primer grupo de la oposición británica.

El Reino Unido tiene un sistema de mayoría simple en el que cada una de las circunscripciones o escaños es ganado por el candidato que consigue la mayoría de los voto.

En el Reino Unido hay colas de hasta 45 minutos para votar, algo que no se veía desde los años 60.

La jornada es lluviosa, pero eso no ha mermado las ganas de votar.

El primer ministro británico, el conservador Boris Johnson, depositó este jueves sobre las 8:15 GMT su voto en el distrito de Westminster (centro de Londres), en las elecciones generales anticipadas que se celebran en el Reino Unido.

El jefe del Ejecutivo acudió al colegio electoral habilitado en el Centro Metodista de ese barrio, muy cercano a la Abadía de Westminster, acompañado de su perro, Dilyn. El líder tory se marchó del centro aproximadamente a los tres minutos, tras dejar su papeleta, y después de posar para los fotógrafos.

Johnson convocó estos comicios anticipados con la esperanza de obtener una mayoría absoluta en el Parlamento que le permita concretar sus planes de Brexit -tema dominante en la agenda política nacional en los últimos tres años- según el calendario fijado para el 31 de enero.

Tanto Johnson como el líder laborista, Jeremy Corbyn, apelaron ayer, en vísperas de esta jornada decisiva, a los votantes indecisos después de que el último sondeo de opinión elaborado por la firma YouGov planteara un hipotético escenario sin mayoría absoluta, reduciendo la ventaja clara que hasta entonces tenía el premier.

Según esa encuesta, cabría la posibilidad de que el desenlace electoral arroje finalmente otro Parlamento fragmentado -asignando el 43 % del apoyo a los tories, seguido del Laborismo con el 34 %- algo que sumiría, de nuevo, al país «en la parálisis, en retrasos y más referendos divisorios», según advirtió ayer Johnson.

Según el manifiesto electoral del Partido Conservador, además de «finalizar el Brexit, principal objetivo de esa formación, los tories prometen reducir las tasas a los comercios así como las contribuciones a la seguridad social de las empresas, si bien, para asegurarse ingresos, han pospuesto la rebaja prevista del 19 al 17 % del impuesto de sociedades.

Entre otros compromisos, Boris Johnson ha prometido además invertir 33.900 millones de libras (40.331 millones de euros) en el servicio sanitario público del país de aquí a 2023; 25.000 millones (29.740 millones de euros) en cinco años para mejorar las carreteras y otros 5.000 millones de libras (o 5.945 millones de euros) en hacer llegar la banda ancha a los lugares más remotos del país.

El principal favorito en la cita con las urnas es el actual primer ministro y líder del Partido Conservador, Boris Johnson, con su apuesta por completar cuanto antes el proceso del Brexit, mientras que el líder del opositor Partido Laborista, Jeremy Corbyn, aspira a dar la sorpresa en unos comicios que son los terceros celebrados en Reino Unido en cinco años y los primeros en diciembre desde 1923.

En las elecciones, los electores británicos elegirán a 650 diputados que representarán a sus circunscripciones en la Cámara de los Comunes, basándose en un sistema en el que el candidato más votado en cada circunscripción se hace con el escaño. En 2017, la circunscripción de Newcastle Central fue la primera en anunciar el diputado elegido apenas una hora después del cierre de las urnas, según la BBC.

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Estos fueron los resultados en 2017. 

Pese a que el Parlamento bloqueó en tres ocasiones los intentos de Johnson por anticipar las elecciones, finalmente el líder tory logró que la Cámara de los Comunes aprobara el pasado 29 de octubre su proyecto de ley para celebrar la cita electoral dos años y medio antes de los previsto.

Los colegios electorales en Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda del Norte se han habilitado mayoritariamente en centros comunitarios o escuelas del país, entre otros recintos.

Están llamados a votar este jueves unos 46 millones de británicos en las elecciones generales

Los colegios electorales del Reino Unido han abierto sus puertas a las 07.00 GMT, en una jornada que se prolongará hasta las 22.00 GMT.