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El empresario Jaume Moll declaró ayer ante el tribunal que fue «engañado, traicionado y humillado» para vender en 1993 la cadena Royaltur a la Inmobiliaria Alcazar, pero sus constantes evasivas y lagunas de memoria cuando fue interrogado para que aportara datos concretos, acabaron por exasperar al tribunal que juzga en la Audiencia de Palma un presunto delito de estafa. Ante las reiteradas protestas de los abogados, y los requerimientos del propio fiscal para que Moll fuera más preciso, intervino en varias ocasiones uno de los integrantes del tribunal, Juan Pedro Yllanes, para recordar que «es tarea de la Sala valorar las respuestas del querellante».

Moll describió una supuesta trama, «premeditada», para despojarle de su patrimonio. Insistió en que fue «extorsionado» por gente «que creía» eran sus amigos, con el resultado de que tras el acuerdo con Inmobiliaria Alcazar sólo percibió 2.400 de los 36.000 millones de pesetas que, según él, valían sus doce hoteles y 900 camas. Ante preguntas comprometidas, citaba a su hijo, Antonio, como la persona «idónea» para responderla.

También, en varias ocasiones dijo que no se acordaba de hechos acaecidos «hace 16 años».