Imagen de archivo del casal Solleric en Palma.

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Més per Palma ha acusado al departamento de Cultura del Ayuntamiento de hacer un «uso personalista» de las redes sociales de PalmaCultura y el Casal Solleric, criticando que el teniente de alcalde de Cultura, Javier Bonet, y el director general del ramo, Fernando Gómez de la Cuesta, «se han convertido en los protagonistas de los contenidos».

Según la formación, las redes sociales de las instituciones culturales públicas, como son PalmaCultura o el Casal Solleric, se deben utilizar para hacer promoción de la oferta cultural de la ciudad, así como de los creadores.

En esta línea, según han señalado en una nota de prensa este jueves, las redes sociales de Cort son para «conectar con la gente y construir un puente entre los ciudadanos y la escena cultural de Palma».

En cambio, según MÉS per Palma, desde la llegada del PP al gobierno municipal las redes sociales «se han convertido en un escaparate personal de sus responsables políticos».

«Si el teniente de alcalde de Cultura y el coordinador general se quieren promocionar personalmente, deben contratar una empresa especializada y pagarla de sus bolsillos», han criticado, remarcando que «los recursos públicos no se pueden utilizar en beneficio personal».

Además, han lamentado que Bonet y Gómez de la Cuesta se hayan convertido en los «protagonistas» y que, en consecuencia, se esté «relegando y escondiendo» a los creadores y a sus obras, «los verdaderos protagonistas de la escena cultural palmesana».

Por ello, MÉS per Palma ha recriminado que el equipo de gobierno «rompe la confianza de los ciudadanos» y «desvía la atención de los que deberían ser los verdaderos propósitos del área de Cultura del Ayuntamiento».

Con todo, han defendido que las redes sociales de una institución son un espacio de servicio público, destinado a informar, escuchar y conectarse con los ciudadanos, «no a alimentar el ego de un político».

«El teniente de alcalde de Cultura quiere ser más protagonista que la oferta cultural que tendía que cuidar», han criticado, concluyendo que esta actitud hace que las instituciones «pierdan credibilidad» y que «se genere desafección entre la gente , que se pregunta si sus intereses reales están siendo representados», concluyen los ecosoberanistas.