TW
0

 

La líder del movimiento ultra derechista francés Marine Le Pen concedió una entrevista a una televisión española que tuve la oportunidad de ver. Esta mujer es una buena, muy buena política, es inteligente, mucho, demagoga a toneladas –casi tanto como Cayo Lara, por poner un ejemplo a escala española-, populista –como le gustaría ser a Rosa Díez, sin que lo vaya a conseguir jamás- y demuestra tener una gran perspicacia, sagacidad y habilidad política, amén de empaque televisivo y prestancia mediática, todo lo cual le da un gran carisma y la convierte en extremadamente peligrosa.

Si le hicieran media docena de entrevistas más a cargo de periodistas como la que la entrevistó en La Sexta, en nada que en España le salía una delegación. Porque aquello fue una especie de publi reportaje –aunque la pobre presentadora pretendía lo contrario, claro está, no en vano es una entusiasta del zapaterismo- gratis total que difícilmente puede salirle mejor, para los intereses ultra, si lo pagara.

Tras escuchar a Marine Le Pen se entiende por qué su partido, el Frente Nacional, está escalando posiciones en la valoración de los franceses. Alguien así sin duda sabe aprovecharse de la zapateril incompetencia de Hollande y de la incapacidad de Nicolas Sarkozy. Esta mujer esté cosechando apoyos que pueden dar una muy, pero que muy importante bofetada a la democracia. No sólo en Francia, sino en toda Europa.

Su discurso está muy tamizado y ella es muy mañosa. Para entendernos: no es un Vidal-Quadras, ni un Aznar, ni ningún otro de Vox –ya, ya sé que el del bigote no está en el partido ultra derechista español, pero como si estuviera-, ni mucho menos nada comparable a los salvajes nazis griegos, ni siquiera a los peculiares radicales anti sistema de los Países Bajos ni por asomo comparable a los extremos derechistas nórdicas.

Esta mujer ha sabido congraciar el radicalismo de derechas con propuestas sociales suficientemente imposibles de llevar a cabo como para encandilar a los temerosos de la de clase media y baja nacional que en el taxi, en el café, en el bus, en el comedor familiar…expresan en privado lo que nadie de la absurda corrección política elitista asumiría jamás. Tras décadas de esta hipócrita forma de no solventar problemas reales de la gente de la calle, Marine Le Pen ha conseguido europeizar, para el caso afrancesar, el populismo demagógico de derecha argentino de los tiempos de Perón. Muchos lo han intentado, pero todos habían fracasado. Hasta ahora.

Atención, en fin, a esta Marine Le Pen.