Sin haber desescalado del todo, finalizó el estado de alarma en España, una fórmula de duermevela de la vida. Pero, sin embargo, no retomamos la normalidad o la nueva normalidad.
El Tercer Mundo muere y la sociedad del primero no hace nada para poner remedio a la tragedia. Aquí mejoramos y parece ser suficiente para cerrar los ojos.
Sin embargo, en España también siguen confinadas miles de personas. Familias con miembros de grupos de riesgo, personas con problemas de salud mental a raíz de la falta de conciencia social y trabajadores que han perdido sus empleos, por poner algunos ejemplos.
El estado de alarma termina, pero, sin embargo, la pandemia no.