Hoy os traigo mi experiencia personal sobre el viaje que provocó un giro de 180 grados en mi vida.
A principios de 2019 decidí dejar lo poco que tenía, y cargar una mochila con lo esencial para irme a recorrer mundo intentando vivir de la fotografía.
En ese viaje conocí a personas y culturas increíbles, muy cercanas, con mucha vida.
Aprendí que aun estando a muchísimos kilómetros de casa mis allegados estaban cerca, de diferente forma pero muy cerca.
También aprendí a diferenciar a quien no quiero que esté cerca de mí. Me quemé al sol, madrugué para subir una montaña. Pasé un frío increíble y también sudé como la que más. Superé muchos miedos, la soledad, el idioma, lo desconocido, la incertidumbre, entre muchos más.
Lloré, lloré y lloré, pero lo que me llevo son las risas, que al final la vida se trata de eso. Vivir, reír, y aprender.