"Más que matemáticas, necesitamos humanidad"

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El sistema educativo ha evolucionado para adaptarse a los desafíos de la sociedad actual, pero parece haber perdido de vista una de sus misiones más importantes: formar ciudadanos responsables y comprometidos con los valores éticos y sociales. Aunque las competencias técnicas son esenciales, no debemos olvidar que la empatía, la solidaridad y el respeto a los demás son igualmente importantes para construir una sociedad más justa y equitativa.

Vivimos en una era marcada por la prevalencia del interés propio por encima del bienestar común y la falta de diálogo, y nuestros jóvenes son testigos —y a menudo víctimas— de esta realidad. Las aulas son uno de los pocos espacios donde todavía es posible fomentar el pensamiento crítico, la tolerancia y la capacidad de convivir con la diversidad. Esto no significa restar importancia a materias como matemáticas o idiomas, sino integrar programas que aborden temas como la igualdad de género, la sostenibilidad ambiental y el respeto por las diferencias culturales.

Por ejemplo, incluir proyectos colaborativos que promuevan el trabajo en equipo entre alumnos de distintas realidades socioeconómicas puede ayudar a romper prejuicios y construir puentes. Los centros educativos deben ser un reflejo de la sociedad que queremos, y no solo un lugar para obtener calificaciones.

La educación en valores no es un lujo ni una asignatura opcional, es una necesidad de la sociedad.