Opiniones enfrentadas, problemas olvidados

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Estamos siendo testigos de una crispación política sin precedentes que no solo está afectando al debate público, sino que está dividiendo y polarizando a la sociedad hasta llegar a unos límites hasta ahora desconocidos.

Actualmente, no existe debate: simplemente es una opinión contra la otra, sin ninguna posibilidad de acercamiento de posturas o entendimiento por parte de, si queremos llamarlo así, ambos bandos.

El lenguaje soez, las descalificaciones y, en algunos momentos, el “matonismo” de nuestros representantes políticos no solo no ayuda, sino que, en gran parte, es el motivo de esta situación y estas actitudes no hacen más que avivar la situación.

Para colmo, estos falsos debates no hacen más que desviar el foco de atención a temas banales sin que los representantes políticos (y gran parte de la ciudadanía) se preocupen por los temas que de verdad interesan, como la economía, la sanidad, educación o la vivienda, cuatro temas fundamentales de los que hace bastante tiempo que no se habla en el Congreso de los Diputados o en los Parlamentos autonómicos.

Se hace primordial y, en cierto modo es urgente, que los políticos vuelvan a practicar una política de servicio público, centrándose en los problemas de los ciudadanos y dejando de un lado las guerras partidistas. Los medios de comunicación deben ayudar en esta tarea y fomentar la reflexión y la crítica, de forma constructiva. Por último, los ciudadanos deben aprender a debatir y aceptar opiniones diferentes. Solo de esta forma acabaremos con la situación de crispación en la que llevamos instalados desde hace años.

Atentamente,

Sergio Juan Jiménez