Hemos ido incorporando en nuestro vocabulario neologismos y palabras técnicas que usamos aún sin saber bien su significado. Lo que es evidente es que a su vez hemos olvidado conceptos que son una verdadera riqueza, como es ‘pudor’, ‘recato’, ‘moralidad’.

El panorama que tenemos en nuestras ciudades y ya no digamos en las playas, donde nos parece estar en el cuarto de baño de los que allí están, es signo de que se han desterrado esos conceptos. Lo que constituía la intimidad es ahora de dominio público. Lo que antes era considerado pornografía está ahora al alcance de todos en la calle.

¿Cómo puede haber padres y madres que permitan que sus hijas adolescentes se exhiban públicamente? ¿Y maridos que consientan que sus mujeres hagan lo mismo? Es una sociedad que se degrada, en declive, que ignora los valores que enriquecen y dignifican al ser humano.