De la Morena, junto al mural dibujado en Son Malferit. El entrenador continúa al frente del primer equipo. | Teresa Ayuga

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Un partido más. Ese es el nuevo margen que le otorga el Atlético Baleares a Armando de la Morena para que trate de reactivar a su equipo con una victoria, esta vez sí, innegociable ante el Llagostera. El choque frente al equipo catalán se jugará el domingo a las doce y un triunfo mantendrá al técnico en el banquillo y prolongará su estancia en Son Malferit. Más o menos es la historia de siempre de un tiempo a esta parte en el ATB.

El club blanquiazul, que ya ha rastreado el mercado y hablado con Andrés Palop y Gonzalo Arconada, por ahora ha decidido no resolver el contrato del entrenador y darle un partido más a la espera de que pueda llegar la esperada primera victoria en casa. Sin embargo, este próximo encuentro puede ser un verdadero calvario para el entrenador si el marcador no es favorable. El club por ahora se agarra a las sensaciones y a la lucha de los jugadores para tratar de dar un nuevo margen al entrenador, pero el ambiente es muy difícil porque el proyecto se ha agotado a las primeras de cambio y el técnico elegido no está cumpliendo con las expectativas generadas por el club en el inicio de temporada.

Tras el empate en Ontinyent este pasado fin de semana, el entrenador se veía más fuera que dentro y el club trató de activar los protocolos para encontrarle sustituto, pero finalmente la opinión que ha prevalecido ha sido la de apostar por el inmovilismo y seguir como hasta ahora esperando que la dinámica cambie y los resultados empiecen a acompañar al juego del equipo.

El discurso del entrenador y también del club es que el juego del equipo y la predisposición de los jugadores en el campo merece muchos más puntos que los que lleva el ATB en estos momentos y una semana más se muestran confiados en que la dinámica cambiará y que únicamente falta que la suerte varíe y se transformen las oportunidades que se generan.

Aferrados a esta realidad, no preocupa que el equipo esté a las puertas de la zona de descenso y a los ojos del la entidad blanquiazul, el equipo está a seis puntos de la promoción a Segunda A. Con este prisma desde el cual se analiza la realidad de la situación en el Atlético Baleares, se trata de dar sensación de normalidad, pero lo cierto es que el crédito del entrenador se ha acabado y también el del director deportivo. Por ahora Ingo Volckman confía en ambos. El domingo llega un rival situado también en el pozo de la tabla.