Guillem, hijo del exjugador del Atlètic y el Celta, Pedro Taberner, vive con nostalgia la eliminatoria de Copa entre ambos equipos en el Estadi Balear en una «noche especial»
Imagen de Guillem Taberner, hijo de Pedro Taberner, este miércoles, en la grada del Estadi Balear. | MIQUEL ÀNGEL BORRÀS
El choque entre el ATB y el Celta en los dieciseisavos de final de la Copa del Rey no fue un partido cualquiera en el Estadi Balear, pero, sobre todo, fue una «noche especial», para Guillem Taberner, hijo de Pedro Taberner, que defendió los colores de ambos equipos y que falleció el pasado mes de junio a los 74 años. El triunfo blanquiazul (2-1) redondeó una cita que hubiera hecho tan feliz al exjugador como hizo anoche a su hijo.
«Me hubiera hecho mucha ilusión, y a él ni te cuento, poder vivir este partido los dos juntos en la grada rememorando historias de fútbol y de su etapa como jugador», explica Guillem, balearico de cuna como toda su familia. «Mi padre también jugó en el Mallorca y tenía estima por los dos clubes, pero él se formó en la cantera del ATB y era su equipo», comenta su hijo, que sólo tiene palabras de agradecimiento por el homenaje que el conjunto bermellón y el Celta le brindaron cuando se vieron las caras en Son Moix el pasado mes de diciembre.
Trayectoria
Tras despuntar con la elástica blanquiazul, Pedro Taberner, con 22 años, fue uno de los fichajes importantes del Celta en el tramo final de la temporada 68-69 en la que los celestes perseguían el ascenso a Primera que finalmente consiguieron. En la siguiente campaña debutaría en la máxima categoría con el club vigués hasta que una grave lesión comprometió su carrera. Regresó a la Isla y defendió los colores del Mallorca entre 1970 y 1975 en Segunda División para terminar colgando las botas en el Atlètic, aunque aquel año y medio en tierras gallegas dejaría huella en él y su familia, que siempre ha mirado con cierto cariño hacia Balaídos.
«Estaba pendiente del día a día del ATB y comentábamos la actualidad del equipo, pero no venía mucho al campo porque en los últimos años era de seguir los partidos más cómodo desde casa. Además, era un gran cocinero y con los partidos a las 12.00 le pillaba en un momento casi sagrado para él como era preparar la comida, algo que también echamos mucho de menos, sus platos», relata con nostalgia su hijo, que también fue jugador balearico hasta su etapa como juvenil. Muchos balearicos hubieran deseado un cruce copero con el Real Madrid, el Barcelona o el Atlético, pero la eliminatoria ante el Celta era la preferida entre la familia de Pedro Taberner, que desde arriba empujó a Manel en sus remates.
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