El conjunto caribeño plantó una dura defensa que supuso una prueba importante para las pupilas de José Ignacio Hernández, que tuvieron un gran principio pero pronto vieron la dificultad que entrañaba el rival. La presión en media pista de Cuba rompió el ritmo de España, además, a base de tiros libres recortaron diferencias.
Aún así, España marchaba por delante. La circulación de balón volvió a ser fluida y España siempre encontraba un tiro lejano cómodo. Domínguez lo aprovechó y Ouviña también. Poco a poco las españolas consiguieron contener a su rival, se anticiparon en defensa y controlaron el choque.
España necesitaba controlar el rebote defensivo para poder salir más al contraataque y lo hizo. Además Hernández apostó por un trío exterior muy veloz con Domínguez, Palau y Cruz. Pero el nivel de España se notaba por momentos en preparación. Aún así, el combinado español se mostró serio en los últimos minutos para llevarse el partido con gran oficio.
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