Richi Guillén lanza ante Toncinic y Fornas. | Miquel Àngel Llabrés

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La victoria más agridulce del Palma Air Europa, la que completa una dinámica de cuatro partidos ganados de manera consecutiva en apenas dos semanas, fue una reivindicación más del espíritu colectivo del grupo de Ángel Cepeda. El PAE marcó distancias respecto a otro ilustre como el Burgos (86-79).

La victoria fue posible gracias a la clase y el saber hacer de un enorme Richi Guillén, el descaro de Edu Durán y el trabajo y dirección de Méndez y Úriz. Lucas fue el puntal en la pintura que lideró un nuevo triunfo cimentado desde el espíritu colectivo, que tuvo que multiplicarse más todavía tras la grave lesión de Khalid Mutakabbir -desplazamiento de rótula, que derivó en rotura del tendón rotuliano, de la que será operado el lunes-. Su fea caída al penetrar a canasta enmudeció Son Moix y alargó el parte de bajas de un Air Europa que añade otro efectivo a su poblada enfermería (tras Feliu y Nicholas).

La lesión de Mutakabbir reforzó más todavía a un Air Europa que quería más que nunca la victoria. Sinica era el sustento del Burgos, pero de nuevo el Palma apeló a sus principales recursos para evitar la aproximación de un rival que seguía creyendo en sus opciones (70-62, minuto 30).

Un triple de Guillén abrió la veda en el parcial decisivo y el tándem Úriz-Durán acabó por dinamitar el partido frente a un Burgos que lo fiaba todo a Sinica y al tiro desde media o larga distancia. Guillén y Méndez impusieron sus credenciales en defensa y desde la línea de tiros libres y el paso de los segundos no hizo más que multiplicar el valor de una victoria que consolida al Air Europa en la zona noble de la LEB Oro e invita a soñar.