Dani Rubio posa para este diario en el hotel donde se aloja. | Pilar Pellicer

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Es el equipo de moda en la Liga Femenina 2, aunque el proyecto lleva meses rodando y cocinándose. La irrupción de Dani Rubio (Zaragoza, 1991) supuso un paso al frente en la apuesta del Azul Marino Mallorca Sant Josep, que incorporó a un técnico joven, pero con ilusión y experiencia en la categoría e incluso en la máxima categoría (Stadium Casablanca). Con un bloque sólido, reforzado sobre la marcha con «dos pilares» como Alejandra Quirante y la recién llegada Gaby Ocete, que se suman a un seguro de vida como Aya Traore y un grupo que aunaba el plantel del pasado ejercicio y apuestas sobre seguro, Rubio celebra las nuevas incorporaciones, pero tiene claro que su plan sigue siendo el mismo, «al igual que el objetivo y la presión o el sentido de la responsabilidad. Nada ha cambiado, aunque de puertas para fuera, el equipo ha adquirido un nivel superior», refiere el técnico de un Azul Marino que acumula cinco triunfos consecutivos para afianzarse en plazas de fase de ascenso.

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Imagen del técnico del Azul Marino Mallorca, Dani Rubio. Foto: Pilar Pellicer

Un objetivo que pueden afianzar el próximo fin de semana, cuando el Toni Pizà acogerá un duelo directo por la segunda plaza. Visita Palma (domingo, 17 horas) el Homs UE Mataró Maresme, que iguala su balance con el Azul Marino (10-4), a un triungo del todavía líder, un Castelló (11-3) que acumula dos derrotas seguidas.

No dudó un segundo Rubio a la hora de aceptar la oferta del Azul Marino. «Jordi (Riera) me llamó y ya conocía el proyecto, que cuadraba con mis expectativas», recuerda el entrenador, para quien desde el primer día «la meta era pelear por la fase de ascenso. Pero cuando han llegado dos jugadoras diferenciales como Ale (Quirante) y Gaby (Ocete), el objetivo se ha reforzado más si cabe», añade.

Remarca el nivel de la Liga Femenina 2, pese a ser ahora la tercera categoría estatal, «pues ahora es un paso intermedio hacia Liga Challenge que nos acerca a un contexto profesional», explica el gestor de una amplia plantilla en la que asume que «lo más difícil es dejar a algunas jugadoras sin tener los minutos que merecen. A nivel individual, el trabajo pasa por mantener a la gente el dinámica, que el trabajo sea durante toda la semana pensando en el partido».

La entrada en escena de una estrella como Gaby Ocete ha sido para Rubio «muy natural. Sabe manejarse y nos lo ha puesto fácil» a la hora de adaptarse a un bloque donde Quirante y Traore son los otros dos pesos pesados, saliendo a flote tras un irregular arranque. «Siempre entrenaron bien, con actitud. Les pido ser más competitivas para llegar a la fase de ascenso. Lo primero es clasificarse, una vez allí, hay que estar al 101% y todo puede pasar», advierte, a la vez que sueña con «poder volver a jugar en Son Moix. Fue mágico», recuerda Rubio.