Era momento de tomar decisiones y Sureda y Caldentey, junto a Jaume Mut, decidieron apostar por un equipo formado íntegramente por jugadores de la localidad o cuya vinculación con el club es ya como si fueran de la casa. Y la apuesta ha salido bien, muy bien. Un buen equipo, un buen entrenador y un ambiente de amistad por encima de todo. Un ambiente que se percibe nada más entrar en el vestuario. Convivir unos instantes con el grupo es suficiente para entender el éxito de este equipo.
Jaume Mut, que necesita pensar y mucho cuando se le pregunta por los playoff a Segunda B que ha disputado, tiene claro cuál es el secreto del éxito. «La ilusión y el grupo humano que tenemos. Hay muchos debutantes en la categoría y otros que ya la conocían, pero al final todos venimos de Preferente, donde estuvimos el año pasado y si no es por la ilusión y el trabajo de todos es imposible estar donde estamos», asegura el entrenador del Manacor. Existen ciertos paralelismos entre la situación del Manacor y la del Mallorca de Primera División. Ambos apuestan por gente de la casa mayoritariamente, arrastran deudas de los ejercicios anteriores que deben ir sufragando durante este curso y la apuesta por la cantera es el motor de futuro. El club rojiblanco tiene veintidós equipos en las categorías inferiores y eso requiere de una organización compleja. «El fútbol aquí había atravesado un par de años complicados -reflexionaba Jaume Mut- y tras subir a Tercera el objetivo era mantener la categoría y ahora en este nuevo escenario, no renunciamos a nada de lo que pueda venir», declaraba el entrenador. En su equipo de trabajo destaca la figura de un histórico del fútbol mallorquín y patrimonio del deporte de Manacor como es Nofre Riera, sin duda un espejo donde todos los futbolistas deben mirarse. De hecho, da la sensación de que este equipo ha tomado el espíritu ganador que ha marcado el ADN de este club. Ellos han devuelto al CD Manacor al lugar que le corresponde, entre los grandes. Todo un éxito. Todo un ejemplo.