El contundente triunfo del Fútbol Club Barcelona ante el Valladolid
sirvió, además de para pasar la crisis a la capital de España, para
que un joven natural de Manacor viviera los momentos más intensos
de su trayectoria deportiva. Los méritos contraídos por Arnau
Caldentey le permitieron acceder al recinto sagrado que para
cualquier joven de la cantera es el vestuario del Camp Nou en la
misma tarde en la que un buen amigo suyo, Albert Riera, daba tres
puntos vitales al equipo que le vio crecer, el Real Mallorca.
Arnau se tuvo que conformar con ver los noventa minutos desde el
banquillo, aunque a medida que el marcador fue engordando a favor
de los azulgranas, vio un atisbo de esperanza. Finalmente, su
estreno con el primer equipo barcelonista tuvo que esperar, aunque
el sueño ya se hizo realidad. «Estoy contento por haber estado
allí. Es una lástima que no haya podido salir, pese a que tenía
muchas ganas, y con el cuatro a cero, creía que podría tener mi
oportunidad», comentó el joven centrocampista, que contó con el
apoyo desde la grada de sus padres, testigos de excepción del
bautismo, a medias, de Arnau en Primera División.
Pese a todo, las vivencias acumuladas en escasas horas serán
inolvidables, en especial esos instantes previos y posteriores en
el vestuario, junto a estrellas de la categoría de los Saviola o
Kluivert. «En la caseta estuve bastante tranquilo. Me fijé bastante
en el resto de los jugadores, en la tensión y concentración que
acumulaban en sus rostros. Luego, en el calentamiento, los
titulares se mostraron especialmente tensos. Nos jugábamos mucho, y
al final pudimos sumar tres puntos importantísimos para recuperar
al grupo», destacó un Arnau aún emocionado, pero consciente de que
su lugar está en el Barcelona B, a la espera ser llamado para
ejercitarse con el grupo de Rexach, con el que no tuvo ocasión de
cruzar palabra.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.