Sobre las 2.30 horas de la madrugada los jugadores mantuvieron
una discusión y un forcejeo con el dueño del bar, José Luis
Achurra, quien avisó a la policía. El incidente fue grabado en un
vídeo instalado en el interior del local, pero apenas se aprecia
nada. Sin embargo, el dueño del bar mantuvo que los deportistas,
primero le cogieron por la solapa y después le arrojaron un vaso a
la cara. Sin embargo, estos hechos no se han demostrado, según cree
el juez. El dueño del bar señaló en su momento que la discusión se
inició cuando comunicó a los jugadores de Osasuna que era la hora
de cerrar, y que debían irse, y que ellos se negaron. Tras la
pelea, el empresario avisó a la policía, que acudió al Passeig
Marítim.
Una vez fuera del bar los dos jugadores se identificaron
verbalmente a los policías, según reconoce la sentencia, pero al
requerirles la documentación, uno de ellos, Àlex, no la llevaba
encima y tuvo que acompañar a los agentes. Horas después su
compañero se personó en la Jefatura de policía, y allí protagonizó
un enfrentamiento verbal con los policías, por lo que también fue
detenido. Según denunció la policía, uno de los jugadores le dijo
al agente: «tenemos muchos amigos en Herri Batasuna. Ya os
enterareis. Ganamos 50 millones cada año. Nosotros dormiremos
tranquilos, pero vosotros no». Los dos jugadores de Osasuna pasaron
la noche durmiendo en los calabozos policiales. Al día siguiente
por la tarde fueron presentados al juez, que les dejó en libertad.
Sin embargo, su detención fue noticia en todos los informativos
nacionales.
El juicio de faltas se celebró el pasado mes de octubre, pero
los dos jugadores no asistieron, aunque no tenían obligación de
hacerlo. Les representó un abogado. Ambos fueron acusados de faltas
de amenazas, lesiones y resistencia. Tanto el fiscal como el
abogado del dueño del bar pidieron para ellos penas de multa. A
Àlex le reclamaron 500.000 pesetas de multa, y a su compañero
800.000. Las acusaciones también pedían que indemnizaran al dueño
del bar con 164 mil pesetas por las lesiones y las secuelas.
Tanto la multa como la indemnización ha sido denegadas en la
sentencia. El juez Florit ha analizado los hechos, y sobre todo el
vídeo grabado, y llega a la conclusión de que no se han demostrado
ni las amenazas ni los malos tratos. El juez cree que lo único que
se ha demostrado es «una discusión, tal vez acalorada, por parte de
todos los intervinientes». Sobre el incidente con la policía, el
juez no cree que tenga la gravedad suficiente para considerarlo una
falta, y en la sentencia recuerda que el Derecho Penal se rige por
el principio de intervención mínima.
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